NAIZ
PARÍS

Uno de los pilotos salió de la cabina y no pudo volver a entrar, según ‘The New York Times’

Uno de los pilotos del avión que se estrelló el martes en los Alpes salió de la cabina y no pudo volver a entrar, según una grabación de audio divulgada por ‘The New York Times’, mientras los equipos de rescate reanudan este jueves la búsqueda y recuperación de los 150 fallecidos en el accidente.

Miembros de los equipos de socorro. (Cristophe ENA/AFP PHOTO)
Miembros de los equipos de socorro. (Cristophe ENA/AFP PHOTO)

Una fuente militar que participa en la investigación de la tragedia, no identificada por el diario, asegura que según las grabaciones de audio conocidas uno de los pilotos del avión de Germanwings que había salido de la cabina llamó a la puerta para reingresar pero «nunca hubo una respuesta».

«Se puede escuchar que está intentando echar abajo la puerta», apunta el investigador sobre los momentos previos a que el avión, que había despegado de Barcelona, se estrellara en los Alpes franceses, indica el Times en la nota, datada en París.

La tragedia causó la muerte de 150 personas, la mayoría alemanes, españoles y franceses, incluidos seis miembros de la tripulación. El avión tenía por destino la ciudad alemana de Düsseldorf.

Los investigadores han informado de que se ha podido recuperar la grabación sonora de lo sucedido en la cabina antes de que el avión se estrellara, y esperan recuperar una segunda caja que registra los parámetros técnicos.

La información de la edición digital del Times, de la que se han hecho eco varios medios estadounidenses, sostiene que antes del percance se oye una conversación normal entre los pilotos en la primera parte del vuelo.

Pero uno de ellos abandona después la cabina, y posteriormente, desde fuera, «comienza a tocar ligeramente la puerta, pero no hay respuesta, y entonces golpea la puerta más fuerte y no hay respuesta».

«Nunca hubo una respuesta», agrega al Times la fuente, que prefiere mantener en reserva su identidad porque la investigación está en curso.

Se desconoce, sin embargo, por qué uno de los pilotos salió de la cabina y la razón por la que su compañero no abrió la puerta.

«Archivo de audio utilizable»

La Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa informó el miércoles de que tiene en su poder «un archivo de audio utilizable» en el que deberían ser capaces de escuchar lo acontecido en el vuelo.

El proceso, según el director del BEA, Rémi Jouty, podría llevar «varias semanas» o incluso «meses», aunque dijo que confían en recuperar también la segunda caja negra, que registra los parámetros técnicos, para completar su labor.

Por ahora, lo único que descartan los investigadores es que el avión explotase en pleno trayecto.

«El avión voló hasta el final», concretó Jouty.

«No tenemos la menor explicación del motivo que llevó al avión a descender ni por qué este no respondió a los intentos de contacto de los controladores aéreos», reconoció Jouty.

Por eso, al igual que han hecho hasta ahora los responsables políticos franceses, insistió en que «ninguna hipótesis está cerrada» cuando se le preguntó acerca de un supuesto atentado como causa.

Pero el resto de elementos de la investigación que adelantó Jouty solo contribuyeron a sembrar más dudas acerca del suceso.

«La curva de la trayectoria es compatible con la de un avión controlado por pilotos, con la excepción de que no imaginamos que pilotos puedan conscientemente enviar un avión hacia la montaña», explicó, antes de añadir que esa curva también es compatible con la que podría trazar un piloto automático.

Tampoco las óptimas condiciones meteorológicas ofrecen explicación alguna del momento del accidente, aunque su empeoramiento ha complicado las labores de identificación y rescate de los cadáveres que yacen diseminados en el macizo de Les Trois Évêques.

En una entrevista con la televisión pública, el primer ministro francés, Manuel Valls, pidió esperar «algunas horas» para que se pueda completar un análisis preliminar de la grabación y disponer de nuevos elementos.

La carcasa de la segunda caja negra fue descubierta el miércoles por los servicios de rescate, pero no su contenido.

El BEA –que está trabajando en cooperación con sus instituciones homólogas en Alemania y el Estado español, la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC)– también ha abierto pesquisas sobre el historial y la formación de los pilotos, cuya identidad permanece en el anonimato.

El presidente de la aerolínea alemana Lufthansa, Carsten Spohr, dijo el miércoles tras expresar el pésame a los familiares de las víctimas, que confía en que las causas del «terrible» accidente del vuelo de su filial de bajo coste se puedan conocer «muy pronto».

Sphor declaró que espera que con parte del audio de una de las dos cajas negras encontrada «se pueda trabajar», y que desea que las autoridades francesas encuentren pronto la segunda para tener un «panorama completo» del siniestro.

Mientras tanto, se ultiman los preparativos para acoger cerca de la zona del accidente a los familiares de las víctimas, que está previsto que lleguen a la región en dos aviones, uno procedente de Barcelona y el otro de Düsseldorf.

Las autoridades locales han habilitado hasta 900 camas, suficientes para acoger a los 400 familiares que se esperan.

Labores de búsqueda

Por su parte, los servicios de rescate franceses emprenden este jueves una nueva jornada de búsqueda para recuperar los restos del avión.

Será el tercer día en el que el dispositivo técnico y humano puesto en marcha por las autoridades trabaje en la zona de los Alpes franceses donde tuvo lugar la catástrofe.

Como en los dos días anteriores, lo esencial del esfuerzo de este jueves consistirá en afrontar las dificultades que supone acceder a la zona por lo escarpado del terreno, a casi 2.500 metros de altura, y por las difíciles condiciones climáticas.

Por eso, será a través de helicópteros como asciendan hasta el lugar los gendarmes e investigadores que buscarán sobre el terreno indicios para aclarar una de las mayores catástrofes aéreas ocurridas en Francia.

Nueve helicópteros se relevaron el miércoles durante todo el día para llevar hasta la zona a gendarmes, militares, investigadores y forenses, en un auténtico «puente aéreo» que solo se detuvo con la caída de la noche.

En el lugar trabajan 400 gendarmes y militares, 300 bomberos y muchos investigadores.

La vía aérea aparece como la única viable para llegar a la zona montañosa, escarpada, donde los restos del aparato, prácticamente pulverizados, se extienden en un área de cuatro hectáreas, al igual que los cuerpos de los fallecidos.

Los gendarmes tratan también de establecer una vía terrestre, pero la orografía y el clima juegan en su contra.