NAIZ
DONOSTIA

Adam Yates se adjudica la Clásica de Donostia

El ciclista británico Adam Yates (Orica) se ha adjudicado la 35 edición de la Clásica de Donostia en la que ha superado contra todo pronóstico a los grandes favoritos, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez. La anécdota del día la ha protagonizado el propio Yates, que no se ha percatado de su victoria hasta después de pasar la línea de meta.

La carrera ha estado controlada por Movistar hasta los últimos kilómetros en los que al equipo telefónico le ha tocado sufrir en la segunda subida a Jaizkibel (primera categoría) y Arkale (segunda), esfuerzos que diezmaron al conjunto del máximo favorito Valverde.

El Tinkoff y el Katusha de Purito se han movido cómodos y el conjunto ruso preparaba el camino para el ciclista catalán que se convertía, gracias al golpe de pedal adquirido en un Tour en el que se adjudicó dos etapas, en el máximo rival para el corredor murciano.

La bajada de Arkale ha dejado, sin embargo, a un grupo de corredores en cabeza entre los que no estaba ninguno de los dos y entre el que se insertaba el que, a la postre, sería el vencedor de la Clásica.

El belga Philippe Gilbert, otro de los favoritos, estaba con Yates, lo que ha encendido las alarmas del pelotón que no conseguía neutralizarlos pero sí controlar a distancia al excelente ciclista belga, campeón del mundo en 2012.

Gilbert, acompañado de buenos rodadores en un grupo de nueve ciclistas, entre los que figuraban además de Yates, Hesjedal o Mikel Landa, entraban con opciones de victoria al alto de Borda, última dificultad montañosa en la etapa de 219 kilómetros.

Adam Yates ha atacado en la subida del Alto de Borda, durísimo repecho de segunda categoría, y ha ido cogiendo renta ante la pasividad de sus perseguidores, entre ellos Valverde y Purito que se controlaban exhaustivamente mientras dejaban hacer al británico.

Yates, séptimo clasificado entre los jóvenes del Tour, soñaba con el triunfo y ha volado camino a la meta, sacando 15 segundos a tres kilómetros para el final cuando entraba ya en las calles de Donostia, pero no parecía terminar de creérselo.

El ciclista del Orica volaba por el paseo de La Concha, oliendo meta y apretando con todo para lograr la que se ha convertido en la mejor victoria de su corta carrera, algo que ha consumado con poco brillo ya que no ha sido consciente de su triunfo hasta que se lo ha confirmado el personal auxiliar de su equipo una vez había traspasado la línea de meta.