Alberto PRADILLA
IRUÑEA

Las drogas y sus peligros

[Consumo de drogas y reducción de riesgos (I)]. La alerta por pastillas con PMMA se mantiene tras siete meses. La primera alerta se produjo en enero y, desde entonces, se han detectado pastillas con PMMA en Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa. Su consumo puede provocar graves riesgos sanitarios.

Un momento del proceso de análisis realizado por Ai Laket! a las muestras ‘Superman’ vendidas como éxtasis y que resultaron ser pastillas de PMMA, una peligrosa droga (Juanan RUIZ / ARGAZKI PRESS)
Un momento del proceso de análisis realizado por Ai Laket! a las muestras ‘Superman’ vendidas como éxtasis y que resultaron ser pastillas de PMMA, una peligrosa droga (Juanan RUIZ / ARGAZKI PRESS)

Se vende como si fuese éxtasis, es un derivado de la anfetamina (al igual que el MDMA), pero puede tener efectos letales y ya se ha cobrado varias vidas en Europa. Es el PMMA (técnicamente denominado «parametoximetanfetamina») y no ha dejado de aparecer en diversos puntos de Euskal Herria desde que la asociación Ai Laket!, dedicada a la reducción de riesgos en el consumo de drogas, lanzase la primera alerta. Ocurrió en enero, con una muestra de Bizkaia.

Desde entonces, tanto el colectivo como la Ertzaintza se han encontrado con la sustancia tanto en análisis como en incautaciones. Ante los potenciales daños que pueden sufrir los consumidores, la Policía autonómica también mantiene su propia alarma. Por ahora han aparecido muestras en Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa.

GARA ha sido testigo de cómo se detecta esta sustancia en pastillas adquiridas en Ipar Euskal Herria y que iban a ser consumidas en Sanfermines. El negativo en MDMA y positivo en PMMA de las muestras evidencia que esta sustancia sigue presente en los circuitos ilícitos de drogas. Aunque a las primeras pastillas detectadas se les bautizó como «Superman» por su forma y por su logo, desde Ai Laket! avisan de que la forma no es determinante y que el compuesto puede aparecer en píldoras completamente diferentes. De hecho, la última alarma llega de Suiza y está ligada a pastillas con el símbolo de Rolex.

El principal peligro del PMMA es que se vende como si fuese éxtasis, por lo que lleva a engaño. Además, sus efectos son más potentes que los del MDMA y su margen de seguridad es mucho más pequeño. Esto quiere decir que existe poca diferencia entre la toma que puede provocar la sensación deseada por el consumidor y aquella que puede dañar seriamente su salud e incluso causar la muerte.

En este sentido, el Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías determina entre 400 y 500 miligramos como dosis potencialmente mortales de PMMA, aunque depende de las personas y las circunstancias del consumo. Por si esto fuese poco, la droga tarda más tiempo en hacer efecto, lo que provoca que la persona, al no lograr la estimulación deseada, pueda ingerir mayores cantidades, incrementando su peligrosidad.

Punto de inflexión en julio

Tras sendas alertas de Ai Laket! y Ertzaintza a lo largo de este año, el punto de inflexión del PMMA en Euskal Herria puede ubicarse en julio, cuando un hombre de 34 años apareció muerto en Lezo.

En el registro del domicilio la Policía autonómica halló 239 pastillas con el logo «Superman», que contenían este principio activo. La necropsia detectó presencia de anfetaminas en el cuerpo, aunque falta por conocerse el resultado de las pruebas del Instituto Nacional de Toxicología, por lo que establecer un causa-efecto directo entre el consumo de PMMA y el fallecimiento sería caer en el terreno de la especulación. Como no suelen hacerse públicos estos datos, resulta complicado conocer hasta qué punto esta sustancia ha tenido ya consecuencias mortales en Euskal Herria. Sí las hay en otros puntos de Europa.

Pese a que se presente como «nueva droga» y rebautizada como «Superman», el PMMA fue sintetizado en 1950. De hecho, en 1977 ya se fiscalizó en el Estado español, situándose fuera de la ley. En los últimos años se ha visto ligado a diversas muertes en países europeos. Solo en 2015, tras una primera alerta en Holanda en diciembre de 2014 (que fue emitida por televisión), cuatro personas fallecieron en Ipswich y Telford (Gran Bretaña) en enero. Casi paralelamente, en Suecia se produjeron otras cuatro víctimas. Ya en julio, hubo tres más en Polonia. Es decir, que solo este año once personas han perdido la vida por consumir una sustancia peligrosa que se vende como si fuese otra, mucho más utilizada en ámbitos festivos.

Hacer frente a este tipo de alertas es complejo. En primer lugar, porque se trata de sustancias que están en el mercado ilegal, lo que dificulta el control y afecta directamente a la seguridad de los consumidores. En segundo, porque las instituciones no están preparadas. Según indica Unai Pérez de San Román, de Ai Laket!, «en Europa existen sistemas de alerta que conectan a asociaciones, usuarios y servicios de salud». Esto no ocurre en Euskal Herria. De hecho, lamenta que, cuando se ponen en contacto con Cruz Roja, sus profesionales llegan a desconocer qué tipo de sustancias pueden encontrarse. Un hándicap a la hora del diagnóstico y tratamiento de las intoxicaciones.

Esta falta de formación afecta incluso a las detecciones que desarrollan las policías. No se puede olvidar que fue la propia asociación, y no la Ertzaintza, la que dio la primera voz de alarma. Por desgracia, el PMMA sigue constituyendo un grave riesgo.

 

La luz ultravioleta evidencia que se trata de la peligrosa sustancia

Ha llegado el momento de descubrir si las pastillas remitidas a GARA, naranjas y con una “S” de Super Man, contienen PMMA. Unai Perez de San Román coge una muestra para realizar una prueba con reactivos colorimétricos. Esta tiene por objeto descartar la presencia de MDMA. «Es una prueba que hacemos en dos segundos para saber que la pastilla no contiene MDMA, que es lo que le interesa a la persona usuaria», detalla el responsable de Ai Laket!, una asociación formada por personas usuarias de drogas que apuesta por aprender a convivir con las sustancias psicoactivas «desde la óptica del consumo responsable y la autogestión de los riesgos derivados de su uso».

Coloca una muestra de las “supermanes” en una bandeja y hecha una gotas del reactivo. «Si fuera MDMA se tendría que poner negro, pero vemos que se pone naranja», explica mientras hace la prueba con otra pastilla que sí contiene MDMA. No hay dudas, la muestra positiva se oscurece con rapidez. «Sabemos que no tiene MDMA, pero no sabemos que tiene», destaca. Para saberlo será necesario hacer una prueba con técnicas de cromatografía de capa fina.

«Con esta segunda prueba vamos a determinar los adulterantes que puede contener la pastilla. Es un proceso un poco más largo –puede durar 10 o 15 minutos–, pero a través de los patrones podremos determinar algunas de las sustancias», indica después de poner sobre una cartulina una muestra disuelta de la pastilla. Junto a ella coloca muestras de otras drogas, entre ellas PMMA, e introduce la cartulina en metanol, un compuesto que mueve las sustancias en función de su composición química. Diez minutos después saca la cartulina y la pone bajo una luz ultravioleta.

La onda corta no revela nada, no se ve la muestra extraída de la pastilla. Todo cambia al poner la onda larga, en la que se pueden ver dos puntos blanquecinos a las par: el de las “supermanes” y el de la muestra de PMMA. «Hemos visto que la pastilla da positivo en PMMA», subraya Pérez de San Román, que advierte de que estas pruebas no permiten saber el porcentaje. Para eso será necesario enviar una muestra a un laboratorio. Al menos, las pruebas realizadas permiten dictaminar que se trata de PMMA.Ion SALGADO

 

«Sentía mucha tensión, pero no la sensación habitual del MDMA»

«Habitualmente consumo una pastilla y con eso me basta. En este caso no lograba la sensación habitual, tomé más pero nunca llegó ese momento». Eneko (nombre ficticio) es una de las personas que ha consumido píldoras de PMMA cuando creía haber adquirido MDMA. Ocurrió en Sanfermines, aunque los estupefacientes no se compraron en Iruñea sino en Ipar Euskal Herria. Tras comprobar que no conseguía el efecto deseado, optó por analizarlas. El resultado de la prueba es concluyente: ni rastro de éxtasis, se trata del peligroso psicotrópico. En su caso, las consecuencias de la toma se limitaron a no experimentar el efecto deseado y notar mayor tensión y dolor en las rodillas.

«Al comprarlas nos advirtieron de que tomásemos poco a poco porque venían muy fuertes», indica. Tenían forma triangular, color rojo y el logo de Superman que viene asociado al PMMA. Desde el momento en el que consumió la primera dosis, notó que algo no era normal. «Estaba muy tenso, cada vez más», explica. Ante esta falta de sensaciones, Eneko cometió el error en el que suelen caer muchos consumidores y sobre el que advierte especialmente Ai Laket!, que es consumir más. «Habitualmente tomo una pastilla. Ese día aumenté las dosis, pero no llegó ese momento de ‘estar agusto’», remarca.

Es lógico, ya que no estaba consumiendo lo que esperaba. Como explican en Energy Control, el MDMA actúa sobre un neurotransmisor denominado serotonina y provoca, entre otros efectos, «amplificación e intensificación de las sensaciones emocionales, sentimientos de cercanía hacia los demás, de confianza y empatía». También tiene sus riesgos. Afecta a la regulación de la temperatura corporal, por lo que puede sufrirse un golpe de calor si no se hidrata correctamente. Produce elevaciones en la frecuencia cardíaca y en la presión arterial. Además, genera una amplia tolerancia, lo que hace que los consumidores necesiten mayores dosis para alcanzar el mismo efecto.

Por el contrario, el PMMA, aunque puede tener también efectos empatógenos, genera sensaciones más estimulantes. Nuevamente, Energy Control advierte: «La dosis activa está muy cerca de la dosis que provoca hipertermia o hiperactividad», por lo que no se recomienda su consumo.

 

Qué hacer

precaución y análisis

En caso de haber decidido consumir, hay que tomar en cuenta que la forma o los dibujos no determinan la composición de una pastilla. El análisis de la sustancia es la única forma fiable de conocer su principio activo. Antes de consumir una pastilla es recomendable llevarla a un punto de análisis. En Euskal Herria, tanto Ai Laket! como Hegoak disponen de este servicio. En el Estado también puede contactarse con Energy Control.

DOSIS BAJAS PARA EVITAR SUSTOS

En caso de no haberla analizado (que siempre es la mejor opción), resultará preferible una pequeña primera toma de prueba. Así se puede comprobar si los efectos son los previstos y deseados.

No consumir en caso de duda

Si hay duda o sospecha de que la sustancia consumida no es la que se había adquirido, no seguir administrándola. Hay que recordar que, por ejemplo, el PMMA tarda en hacer efecto más que el MDMA, lo que incrementa su riesgo en caso de que se siga utilizando. El éxtasis tarda entre 20 y 90 minutos en hacer efecto, mientras que el PMMA hace acto de presencia en un mayor plazo de tiempo.

alerta

En caso de haber consumido pastillas con el logo «Superman», en Ai Laket! solicitan información como el lugar de procedencia, los efectos y, si fuese posible, una muestra.