Dabid LAZKANOITURBURU

Guerra de nervios entre potencias en Siria

Los próximos días se revelan cruciales en el cada vez más peligroso pulso que mantienen las potencias mundiales y regionales en la guerra siria. Arabia Saudí y sus satrapías aliadas del Golfo han anunciado su disposición a enviar tropas terrestres a Siria en el marco de la guerra de EEUU contra el Estado Islámico (ISIS). Paralelamente, Rusia advierte a Turquía contra su hipotético plan de cruzar la frontera para luchar contra los kurdos.

Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Las potencias regionales suníes tratan de presionar-engatusar a Washington para salir al rescate de sus patrocinados grupos rebeldes sirios, machacados por tierra y aire, aislados en Alepo y perdiendo posiciones cada día que pasa en el norte, el centro y el sur del país.

Pensar que el objetivo de Ryad es el ISIS es tan ingenuo como creerse la propaganda del Kremlin. Pese a lo que unos y otros pretenden hacernos creer, el Estado Islámico es, para todos ellos y de momento, el último de sus problemas.

Al presidente turco Erdogan le rechinan los dientes ante la posibilidad de que los kurdos de Rojava vean reforzadas sus posiciones ante la creciente espantada rebelde. Al rey saudí Salman y sobre todo a su hijo y ministro de Defensa (MBS por sus iniciales) les quita el sueño la cada vez menos descartable victoria militar de Irán y de las milicias libanesas (Hizbullah), iraquíes y afganas a sus órdenes en Siria. Y asisten impotentes a un vuelco total en la guerra desde el inicio de la campaña rusa de bombardeos en setiembre de 2015.

Una campaña en la que Putin está aplicando la misma receta que le dio el éxito en la guerra chechena: bombardeos masivos para noquear cualquier posibilidad de resistencia combinados con una labor de inteligencia que le ha permitido descabezar a los principales grupos rebeldes.

Ante tales reveses, Ankara, y sobre todo Ryad tratan de apelar a su último recurso y tocan la puerta de la Casa Blanca. En espera de alguna respuesta por parte de un Obama en retirada, el reloj corre ahora a favor de Damasco. Tic tac, tic tac...