La opción de alquilar un apartamento para las vacaciones de verano esta muy consolidada por las ventajas que reporta. Y es que cuando la familia va creciendo, el presupuesto disminuye y los precios hoteleros andan disparados.

En las empresas del sector turístico abundan las ofertas de esta modalidad pero también los propietarios que van por libre, léase vía internet, prensa escrita o cartelitos en las paradas del autobús. Si ya con las agencias pueden surgir sorpresas, por la diferencia entre lo que anuncian y la realidad, ni qué decir de las “citas a ciegas”. Si se corre el riesgo es asumiendo todas las consecuencias y suele ser difícil, cuando no imposible, emprender acciones contra los timadores.

En caso de optar a tramitarlo a través de una agencia, antes de alquilar un apartamento turístico debes recibir información veraz y completa. Los folletos publicitarios no deberán inducirte a confusión. Así que pide un contrato por escrito, léelo detenidamente antes de firmarlo y conserva una copia para posibles reclamaciones. Además, tienes derecho a recibir el apartamento de acuerdo con las características anunciadas y con su categoría.

En el contrato se debe especificar si en el precio se incluyen o no los gastos de suministro de agua, electricidad, gas...

Es importante guardar siempre todos los recibos o facturas de los pagos que realices, junto con el contrato y el folleto publicitario que te entregaron antes de alquilar el apartamento. Todos estos documentos te serán muy útiles si tienes que reclamar.

Si el alojamiento no reuniese las condiciones pactadas y requiere un traslado a otro lugar, siempre debe equipararse en cuanto a categoría y precio. Si fuese superior, porque no disponen de otro de similares características, no pueden cobrarte la diferencia.

Pide una hoja oficial de la Administración de Consumo o Turismo y, si quieres poner una queja, recuerda que los apartamentos turísticos deben estar inscritos obligatoriamente en el registro de turismo de la Comunidad autónoma donde se ubiquen.