Bitor ALONSO
MUNDAKA «THE BASQUE MUSIC & COOK» FESTIVAL

AL MAL TIEMPO, BUENA CARA… ¡Y QUE SUENEN LOS TEMAS MÁS CLÁSICOS!

LOQUILLO Y SU BANDA SABEN LO QUE SE HACEN Y SE GANAN A UN PREDISPUESTO PÚBLICO A BASE DE SUS CANCIONES MÁS CONOCIDAS. LO HACEN EN UN FESTIVAL BAJO AMENAZA DE LLUVIA Y EN EL QUE LOS PRODUCTOS LOCALES SE HAN CONVERTIDO EN ELEMENTO CLAVE E INDISPENSABLE TANTO EN LO MUSICAL COMO EN LO GASTRONÓMICO.

Todavía habrá quien tenga resentido el cuello tras pasarse el festival alternando la mirada entre el escenario y el cielo. Y es que los negros nubarrones han sido unos invitados más en esta fiesta que, en principio, solo se componía de música y gastronomía. A pesar de ello, la lluvia respetó casi toda la primera jornada. Eso sí, la curiosa estampa no tenía desperdicio. Los elegantes trajes de Loquillo y su banda contrastaban con un público que no dudó en calzarse las botas de monte por miedo al barro que podía haber en la campa. Esa fue la única diferencia entre unos y otros, ya que todos parecían tener claro qué es lo que querían: que sonaran los clásicos.

Por eso Loquillo optó por contentar al público. Y es que cuando la lista se compone, casi en este orden, de temas como “Rompeolas”, “La mataré”, “Feo, fuerte y formal”, “Quiero un camión” y, como homenaje al municipio surfista, “Esto no es Hawái”, las intenciones del artista están claras. Y si todo eso no es suficiente terminas cantando a coro con el público “Cadillac solitario”. Resumiendo: Loquillo disfrutando de su repertorio más conocido y el público encantado de la vida.

Vida después de «El loco»

Para algunos la actuación de Loquillo fue suficiente en la noche y finalizado el concierto se marcharon. La mayoría, en cambio, tomó la sabía decisión de quedarse a ver a otros trajeados. Los Travellin Brothers subieron con la intención de comprobar “si todavía quedaba gasolina”. Y tanto que quedaba. No necesitaron más que una canción para poner a bailar a todos los asistentes a ritmo de rythm & blues o swing.

Esos fueron los conciertos con más público. Hay que reconocer que la gente se lo tomó con calma para acercarse al recinto festivo. Y es que este festival no va solo de música. También de comida y es evidente que a algunos la cata de txakoli de la mañana se les alargó más de lo previsto. Eso hizo que varios de los conciertos previos tuvieran menos público.

Contundentes

Eso sí, quien allí estuvo pudo danzar al ritmo del incombustible country de los getxoztarras Dead Bronco, ya con dos álbumes, disfrutar del espectáculo de los bermeanos Sinnerdolls o de la contundencia de Mobydick. Por contundencia, además de su voz, nos referimos a terminar el concierto con una guitarra prestada tras romper dos veces las cuerdas y acordarse a gritos, y no para bien, de los responsables de la marca de cuerdas que utiliza.

Contundencia también la de los componentes de Cactüs. Un grupo que, además, deja una curiosa anécdota. Su presentación en público fue hace un par de años en el polideportivo que está a escasos metros del recinto. Ahora ya pueden decir que han tocado en el primer Mundaka Festival.