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Morir de frío, ahogados en el mar o bajo las bombas en Alepo

Decenas de miles de personas siguen bloqueadas en la frontera turco-siria, mientras Ankara afirma que la abrirá «cuando sea necesario» y teme que el flujo de huidos de la guerra siria llegue a cientos de miles de personas. La canciller Alemana, Angela Merkel, desde Ankara, pidió que la OTAN colabore en el control de fronteras. En el camino a la UE, ayer aumentó el drama del mar Egeo con 24 ahogados, y en Bulgaria con dos mujeres muertas de frío.

La nueva oleada del éxodo sirio sigue bloqueada en la frontera turca, entre el frío y el agotamiento. Turquía permitirá entrar a los más de 30.000 sirios que huyen de la ofensiva de Damasco en la provincia de Alepo «cuando sea necesario», según el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu. El jefe del Gobierno turco se quejó de que los avances del Ejército sirio son utilizados para presionar a Turquía y Europa en la cuestión migratoria y culpó a los bombardeos rusos de la crisis.

Mientras, las fronteras seguían cerradas y decenas de miles de civiles esperaban bloqueados ante el puesto fronterizo de Oncupinar, bajo el frío y condiciones cada vez más desesperadas, cargados con fardos donde han podido reunir unos pocos efectos personales.

Turquía acoge ya 2,7 millones de sirios en su territorio y su viceprimer ministro, Numar Kurtumulus, asegura que el país ha alcanzado «los límites de su capacidad» de acogida. Aun así precisó que abriría las puertas a los refugiados para no «abandonarlos a la muerte». Kurtumulus teme que la huida alcance proporciones catastróficas, con hasta 600.000 huidos en un corto plazo.

De momento, las autoridades turcas intentan que se queden en el lado sirio, donde han comenzado a preparar campamentos. Camiones de la Fundación para la Ayuda Humani- taria, una ONG islámica turca, próxima al Gobierno, y el Creciente Rojo han dejado en la localidad siria de Bab al-Salama toneladas de material y alimentos. IHH ha instalado un campamento de una capacidad para 10.000 personas que se añaden a otros ocho campos ya repartidos en torno a la ciudad de Azaz, a cinco kilómetros de la frontera, con la intención de atenderlos en suelo sirio. «El miedo se propaga entre la población. Pueden ser masacrados», advierte Kerem Kinik, vicepresidente del Creciente Rojo, en alusión a los bombardeos masivos.

«Nos enfrentamos a la situación más terrible de esta tragedia siria. Hablamos de decenas de miles de personas que intentan dejar el país. Incluso en los peores momentos de los cinco últimos años, estas personas consiguieron permanecer en sus casas», señala Mohamed Wahjih Juma, opositor en el exilio. El número de civiles en torno a Azaz se estima en más de 30.000 pero podrían llegar a los 70.000 según el gobernador de la provincia turca, ya que muchos se mueven a lo largo de la línea fronteriza buscando un lugar de paso.

Y del lado turco, comienzan a formarse también hileras de personas que intentan ayudar a sus familias.

Los desplazados que han pasado, sobre todo mujeres y niños, permanecen bloqueados en una situación precaria. «Tenemos hambre y frío. La gente duerme en la calle», señalaba Mohamad Rhama, de 15 años, a AFP. Herido en los ojos durante un bombardeo ruso en Azaz hace un mes, este adolescente ha sido uno de los pocos sirios autorizados a entrar en Turquía, con su padre, para ser atendido.

A la vez, los países europeos presionan a Turquía para que abra sus puertas. «Piden a Turquía que contenga el flujo de refugiados hacia sus países y ahora nos piden que abramos de par en par nuestra frontera a los refugiados. ¿Nos toman por idiotas?», criticó el viceprimer ministro turco, Alçin Akdogan.

Merkel apela a la OTAN

La canciller alemana, Angela Merkel, de visita en Turquía, reconoció que «si quieremos poner fin a la migración ilegal, debemos estar dispuestos a acoger de forma legal cierto volumen de migración, especialmente de refugiados sirios».

«No podemos esperar de Turquía que frene todo y decir que de los contingentes hablaremos dentro de medio año. Esto no puede ser. Debe ir mano a mano», señaló, apuntando a las reticencias europeas a poner en marcha incluso el plan de acogida que los propios socios de la UE han elaborado.

Merkel apuntó, además, a la posibilidad de utilizar a la OTAN para apoyar el trabajo de Frontex y de la guardia costera turca, con lo que el primer ministro turco coincidió. Ambos países lo propondrán en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN de mañana.

Ahogados o muertos de frío

A quienes consiguen pasar a Turquía, les espera un peligro cierto en el Mediterráneo. Ayer al menos 24 migrantes, entre ellos 11 niños, murieron ahogados en el Egeo un naufragio cuando intentaban llegar a las islas griegas. Doce personas se daban por desaparecidas y dos pudieron ser rescatadas.

Y los que llegan, aún deben enfrentarse a las barreras europeas donde empiezan a morir de frío. Dos refugiadas iraquíes fallecieron de hipotermia al cruzar a nado el río Deliyska, desde Turquía a Bulgaria, en una zona donde las temperaturas rozan actualmente los cero grados. El Ministerio del Interior búlgaro señaló que las dos mujeres, de 14 y 30 años, respectivamente, formaban parte de un grupo de 19 refugiados –miembros de cuatro familias– que entraron en Bulgaria en la madrugada del domingo. El resto, entre ellos diez niños, fueron trasladados a un hospital, donde se les diagnóstico diferentes grados de hipotermia. Dos de ellos se encontraban en coma.

Si se quedan en Alepo, el riesgo de perder la vida no es menor. Al menos diez personas murieron ayer y otras 25 resultaron heridas por bombardeos de aviones que se cree que eran rusos en Alepo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Una semana después del comienzo de la ofensiva del régimen sirio, apoyada por los ataques aéreos rusos, las tropas de Bashar al-Assad se encuentran a veinte kilómetros de la frontera turca, según el OSDH.

Los insurgentes están «atrapados en una pinza por el Ejército que progresa hacia el norte, las fuerzas kurdas que avanzan desde el oste y el ISIS que domina el este», señala el OSDH.

 

La ONU denuncia el exterminio de presos como «política de Estado» del Gobierno sirio

Una comisión de investigación de la ONU ha denunciado que el exterminio de detenidos se ha convertido en una política de Estado para el régimen de Bashar al-Assad y ha reclamado sanciones ante unos hechos que considera constitutivos de crímenes contra la Humanidad. El grupo de expertos encabezado por Paulo Pinheiro ha analizado hechos ocurridos entre el 10 de marzo de 2011 y el 30 de noviembre de 2015, prácticamente la totalidad del conflicto.

La Comisión de Investigación ha establecido que «miles de detenidos han muerto cuando estaban bajo custodia de las partes en conflicto», tanto de grupos yihadistas como Estado Islámico y el Frente al-Nosra como del régimen sirio. Pinheiro explicó que la mayoría de las víctimas son civiles varones y advirtió de que las instalaciones donde el Gobierno estaría reteniendo a los presos continúan fuera del alcance de la ONU. «Los asesinatos y muertes descritos en este informe tuvieron lugar con mucha frecuencia, durante un largo periodo de tiempo y en distintas localizaciones, con un apoyo logístico significativo que implica vastos recursos del Estado», reza el informe, que equipara estas tácticas con un exterminio y, por extensión, con un crimen contra la Humanidad. Los expertos han detectado «ataques sistemáticos y extendidos contra la población civil». Decenas de miles de detenidos se encuentran retenidos por las fuerzas leales al régimen y miles más habrían desaparecido tras casos de reclusión o secuestro atribuibles a distintos bandos.GARA