Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA
Entrevue
ABBA SALEK HAISEN
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN NACIONAL SAHARAUI DE DERECHOS HUMANOS

«El saharaui es paciente y pacífico por naturaleza, pero todo tiene su límite»

Abba Salek Haisen es el presidente de la recién creada Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos. Junto a Hafdala Chaad, responsable de cooperación y relaciones internacionales de la entidad, ha viajado a Euskal Herria para recabar solidaridad.

Abba Salek Haisen es presidente de la recién creada Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos. Ha viajado a Euskal Herria junto a Hafdala Chaad, responsable de Cooperación y Relaciones Internacionales de la entidad –quien también hizo de intérprete en la entrevista con GARA– para pedir a la comunidad internacional una mayor implicación en la resolución del conflicto ante la actitud de obstrucción de Marruecos. Advierte que cada vez más jóvenes saharauis reclaman el regreso a la lucha armada tras «25 años de negociaciones baldías. Ojalá que no regrese el lenguaje de las armas, pero si nos obligan, no nos quedará otro remedio».

El secretario general de la ONU ha advertido que si no se restablece la misión de la Minurso se corre un grave riesgo de una confrontación bélica. ¿Hasta qué punto llega la tensión?

El pueblo saharaui confiaba en que la visita de Ban Ki-moon a los campamentos de refugiados de Tinduf y a los territorios liberados y sus declaraciones en el sentido de que entiende perfectamente la rabia de los saharauis por la «ocupación» se pudieran reflejar en su último informe. En una primera lectura, se puede deducir la existencia de presiones que han impedido al secretario general de la ONU hacer un pronunciamiento franco y claro sobre el conflicto. No obstante, ha puesto énfasis en que la finalidad de la Minurso es la organización del referéndum de autodeterminación y no solo verificar el cese del fuego decretado en 1991. En su último informe también se refiere a las violaciones de derechos humanos que se cometen en los territorios ocupados y ha pedido que los derechos humanos sean monitoreados por una organización independiente pese a que nuestro deseo es que sean vigilados por la Minurso. Recuerda también que los recursos naturales del Sahara no deben ser expoliados sin el consentimiento y autorización del pueblo saharaui. Lamentamos que Ban Ki-monn no haya condenado de forma directa y clara la postura de Marruecos de bloquear y obstaculizar cualquier solución pacífica. El Frente Polisario siempre ha encarado las rondas de negociación con mucha sinceridad; siempre ha depositado la confianza en Naciones Unidas. La única parte que no quiere la paz es Rabat. La dirección política del Frente Polisario está bajo una fuerte presión por parte de la sociedad saharaui para retomar la lucha armada, tal y como quedó reflejado en el último congreso celebrado en diciembre pasado en Tinduf. Los jóvenes están cansados de negociaciones que no conducen a nada. Todos piden el retorno a las armas con el convencimiento de que solo por la fuerza podrán recuperar lo que nos fue robado por la fuerza. Este sentimiento se puede constatar en las redes sociales.

¿Tienen condiciones para retomar la lucha armada?

El Polisario ha decretado una alerta general en todos los campamentos y territorios militares. Ha movilizado a todo el mundo a la espera de que haya una solución o en caso contrario, prepararse para cualquier evento. Preferimos que la solución sea pacífica –por eso hemos aguantado 25 años en negociaciones baldías–, pero si esta no se produce, no nos quedará otro remedio que retomar las armas, tal y como hicimos en su día. Con pocas armas logramos aguantar 16 años de guerra. Otro factor que alimenta la desesperación de los jóvenes es la violación constante de los derechos humanos en los territorios ocupados, lo que conlleva su radicalización. Sobre si tenemos material bélico para retomar la confrontación bélica, cabe recordar que en los primeros años de la guerra contra Marruecos y Mauritania, nos armamos con las propias armas de Marruecos aun teniendo importantes ejércitos luchando en nuestra contra. Ese no es el problema. Tenemos voluntad y fe en que nuestra causa es justa, por tanto, el sacrificio vale la pena. Ojalá que no regrese el lenguaje de las armas, pero si nos obligan, no nos quedará otro remedio. Los jóvenes saharauis perciben que el mundo solo empieza a preocuparse por un conflicto cuando hay sangre de por medio y están convencidos de que la comunidad internacional se ha olvidado de los saharauis por ser pacíficos.

¿Hasta cuándo podrá el Polisario hacer de muro de contención ante quienes piden el regreso a la vía armada?

Esa es la pregunta del millón. Los dirigentes del Polisario ya no saben cómo vender la idea de seguir negociando porque, insisto, tras 25 años, los jóvenes ya no creen en una negociación pacífica. Llevamos 40 años viviendo en el exilio en la zona más inhóspita de la tierra, dependiendo enteramente de las ayudas humanitarias cuando el Sahara es una tierra rica en recursos y estos están siendo explotados por Marruecos, Francia, las multinacionales. No hay esperanza en el futuro. Los jóvenes no tienen nada que perder. Es verdad que por su naturaleza el saharaui es muy pacífico, paciente, y tiene una gran capacidad de resistencia, pero todo tiene su límite.

¿Temen perder apoyo en caso de una confrontación bélica?

Resistir a la ocupación es un derecho reconocido por Naciones Unidas. Si el pueblo saharaui toma las armas para reivindicar su libertad, no estará cometiendo ningún crimen. No queremos que nos apoyen en la guerra o que nos den armas, sino que entiendan esa hipotética decisión. Rabat no quiere negociaciones francas, directas, y diariamente viola los derechos humanos, explota los recursos naturales, comete barbaridades en los territorios ocupados y la comunidad internacional tampoco se esfuerza por solucionar el problema. ¿Hasta cuándo?

¿Por qué Francia está obstaculizando una salida al conflicto?

Nosotros también nos hacemos esta pregunta. ¿Qué tiene Francia en contra de los saharauis? Podemos entender que defiendan sus intereses, pero también existe el derecho internacional. Francia siempre levanta la bandera de la fraternidad, la igualdad y la libertad, ¿por qué niega entonces a la Minurso monitorear los derechos humanos en el Sahara Occidental? ¿Por qué nos niega el derecho a la autodeterminación? No queremos que Francia nos apoye, sino que simplemente respete las normas internacionales y las resoluciones de la ONU. Como metrópoli de Marruecos, Francia es más marroquí que los propios marroquíes. En el enfrentamiento entre Rabat y Ban Ki-moon, París se ha puesto del lado del régimen marroquí.

El Consejo de los Países del Golfo ha emitido una declaración apoyando la integridad territorial de Marruecos. ¿Se sienten desamparados ante el apoyo que recibe Rabat?

No es nada nuevo. Apoyaron la ocupación en 1975; durante la guerra respaldaron a Marruecos con dinero y armas. Nunca hemos esperado nada de ellos. Cada vez que Marruecos está en problemas, los países del Golfo salen en su defensa. Los regímenes del Golfo son regímenes monárquicos en su mayoría, por lo que son solidarios entre sí y se prestan apoyo mutuo ante el temor de perder sus tronos. Pero los pueblos que luchan por su libertad y la verdad nunca fracasan. Pasan por múltiples obstáculos, pero la justicia siempre triunfa, ahí tenemos el ejemplo de Sudáfrica.

El rey Mohamed VI hizo una demostración de fuerza en su visita a El Aaiún en noviembre con motivo del 40 aniversario de la Marcha Verde.

Es parte del teatro político para mostrar al mundo que Sahara es de Marruecos, sin importar lo que diga la comunidad internacional. El rey quiere exhibir músculo y hacer creer que tiene pleno control sobre el Sahara, pero esto no se corresponde con la realidad. Estas visitas no le van a dar el derecho de soberanía, tarde o temprano tendrán que salir de ahí. Engaña también al pueblo marroquí, al esconderle la existencia de territorios liberados donde viven saharauis, y donde hay militares saharauis.