GARA
bagdad

Fuerzas iraquíes combaten en las calles de Falujah, bastión del ISIS

Las fuerzas del Gobierno iraquí, con el apoyo de los bombardeos de la coalición que lidera EEUU, lanzaron ayer el asalto a la ciudad de Falujah, bastión del Estado Islámico (ISIS), y combatían ya en sus calles, comenzando así la fase urbana de la ofensiva que se inició hace una semana. A la vez, los peshmerga kurdos hostigaron al ISIS cerca de Mosul y las fuerzas kurdo-árabes intensificaron la ofensiva contra el feudo yihadista en Siria, Raqa.

Las fuerzas iraquíes lanzaron ayer el asalto a Falujah, bastión del Estado Islámico (ISIS) situado a solo 50 kilómetros de Bagdad, marcando una nueva fase de combate urbano en la ofensiva que comenzó hace una semana. Guiados por el servicio de élite de «contraterrorismo» (CTS), la unidad de combate mejor entrenada de Irak, las fuerzas progubernamentales entraron antes del amanecer en las calles de la ciudad por tres direcciones distintas.

El general Abdelwahab al-Saadi, comandante de la operación, indicó que las fuerzas iraquíes entraron en Falujah a las 4.00 con el apoyo aéreo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos y de la aviación iraquí, así como con el apoyo de la artillería y de carros de combate. Y añadió que estaban encontrando resistencia por parte del ISIS.

En la ofensiva que comenzó hace una semana, además de decenas de miles de miembros de las fuerzas armadas iraquíes, participan unidades paramilitares de las Hasehd al-Shaabi (Movilización Popular), constituidas principalmente por milicias chíes cercanas a Irán.

Milicias chiíes

Estas fuerzas, que en los últimos días consiguieron tomar las localidades y territorio alrededor de la ciudad, rastreaban ayer Saqlawiya, situada al norte de Falujah, según oficiales iraquíes.

Pero la implicación de las fuerzas chiíes resulta problemática en esta ciudad a orillas del Eúfrates, un importante centro religioso para los suníes y que fue una de las primeras en Irak donde echó raíces la ideología wahabita. Durante la época del derrocado Saddam Hussein, la ciudad se benefició en general de las políticas del régimen del Baath favorables a los suníes.

Las milicias chiíes, que suponen para Bagdad contar con una fuerza eficaz contra el ISIS ante la debilidad de su Ejército, son a la vez un peligro para la población suní, que denuncia que actúan al margen de cualquier control, cometiendo abusos y persecuciones, expulsiones de los hogares suníes, e incluso ejecuciones.

Su presencia en Falujah aumentaría los problemas sectarios, en una región donde precisamente la discriminación de la población suní por parte del Gobierno iraquí facilitó el rápido avance de las fuerzas yihadistas en 2014. Por ello, según Reuters, han optado en esta ocasión por limitar su implicación a consolidar los avances logrados en Saqlawiya.

La intensificación de los combates aumenta igualmente los temores por la suerte de los civiles, atrapados entre el miedo a las milicias chiíes y el uso del ISIS como escudos humanos. Alrededor de 50.000 personas se encuentran aún en Falujah y les faltan alimentos, agua potable y medicamentos.

Desde el comienzo de la ofensiva hace una semana, alrededor de 3.000 han podido salir, exhaustos, asustados y hambrientos, pero miles más siguen bloqueados sin ayuda ni protección, según el Consejo Noruego para los Refugiados, que teme nuevas oleadas de desplazados.

En Amriyat al-Falujah, a unos veinte kilómetros al sur, los desplazados llegan después de varias horas de marcha durante la noche. Incluso con el camino sembrado de peligros, Ahmad Sabhi, un padre de 40 años que pudo llegar a un campo de acogida el domingo, prefirió intentarlo: «He decidido intentar el todo por el todo. Aunque salve a mis hijos o muera con ellos», afirmaba.

Un alto mando de la Policía afirmó que las fuerzas de seguridad asistieron ayer a unos 800 civiles que huían de la zona de combate.

Ya en noviembre de 2004 Falujah fue un foco de gran resistencia ante el Ejécito estadounidense, que vivió sus combates más duros desde Vietnam.

Ofensiva en Raqa

A la vez, fuerzas rebeldes apoyadas por EEUU han ampliado su ofensiva contra el ISIS cerca de Raqa, su capital «de facto» en Siria. Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) –alianza que incluye a las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG) y grupos árabes– lanzaron un ataque la semana pasada contra las áreas tomadas por el ISIS en el norte de Raqa. Aunque la ciudad en sí no era el objetivo, ayer las FDS expandieron su operación hacia la ciudad de Tabqa,a unos 60 kilómetros al oeste de Raqa.

La zona de Tabqa es importante porque conecta la ciudad de Raqa con otras áreas controladas por el ISIS cerca de Alepo. Las fuerzas de Damasco, respaldadas por Rusia, avanzaron en esa dirección en 2015, después de tomar el control de la base aérea de Kweiras. Sin embargo, se detuvieron a unos 60 kilómetros al noroeste de la ciudad.

El Observatorio Sirio para los Derechos estimó que Tabqa podría ser un objetivo militar complicado debido a que el ISIS tiene allí un gran arsenal de armas. Además, las FDS deberán cruzar antes el Eúfrates.

Los combates también se intensificaban en torno al feudo rebelde de Marea, al norte de la provincia de Alepo, donde al menos 165.000 personas se encuentran atrapadas entre el ISIS al este y al sur, las fuerzas kurdas al este, y la frontera turca cerrada al norte, según Human Rights Watch, que exigió a EEUU, la UE y la ONU que reclamen a Turquía que dé refugio a estas personas.

A la vez, otra ofensiva en Irak de las fuerzas kurdas peshmerga hostiga al ISIS en la ciudad de Mosul, principal bastión en el país. El responsable de los peshmergas, Aref Taifur, aseguró que las fuerzas kurdas –unos 5.000 combatientes– «concluyeron con éxito la primera etapa» de la ofensiva, e hicieron retroceder 23 kilómetros a los yihadistas, a los que arrebataron nueve aldeas. Explicó que el ISIS empleó 15 vehículos cargados de explosivos conducidos por suicidas para intentar detener el avance.

A la vez, una fuerza integrada por árabes y yazidíes repelió un ataque del ISIS al oeste de Mosul y tropas kurdas frenaron otro asalto en el Kurdistán iraquí.

El líder de la delegación rebelde en Ginebra dimite

La dimisión del líder negociador de la oposición siria, Mohamed Allouche, mostró la agonía del proceso de diálogo que apadrina la ONU en Ginebra. Allouche anunció su renuncia al papel en el Alto Comité de Negociaciones, debido al fracaso de las tres rondas de negociaciones indirectas con el régimen de Damasco este año. Hace tres días el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, indicó que no habrá más negociaciones antes de dos o tres semanas. Allouche afirmó que el fracaso del diálogo se debe «a la obstinación del régimen, la continuidad de los bombardeos y a su agresión contra el pueblo sirio». Este líder del grupo salafista Jaish al-Islam, apoyado por Arabia Saudí, también denunció «la incapacidad de la comunidad internacional de aplicar sus resoluciones». Para el analista del Middle East Institute Charles Lister, «es la forma de Jaish al Islam de decir que el proceso de paz está en su último aliento» y puede ser interpretado como una señal por otros grupos rebeldes. GARA

Turquía lanza guiños a Rusia y EEUU

«No creo que nuestras tensiones y nuestros problemas sean insalvables o irreparables. Por la vía del diálogo, pueden solucionarse», afirmó ayer el portavoz del Gobierno turco, Numan Kurtulmus, en un gesto de mano tendida hacia Rusia. Las relaciones con Moscú se deterioraron gravemente el pasado noviembre, cuando cazas F-16 turcos abatieron un bombardero ruso que, según Turquía, había violado su espacio aéreo. Rusia decretó entonces sanciones económicas contra Turquía y pidió a sus ciudadanos que no visitaran el país. Cada vez más aislado en su política en torno a la guerra en Siria, el Gobierno turco aprovecha las declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin, que la semana pasada afirmó esperar que Turquía diera pasos para restablecer las relaciones y exigió excusas. «Ni Rusia ni Turquía pueden permitirse el lujo de ignorarse uno al otro», afirmó Kurtulmus. Pero el portavoz eludió las disculpas al insistir en que «si la aviación turca hubiera sabido que se trataba de un avión ruso, habría actuado de forma diferente». El ministro turco de Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, se sumó al tono conciliador y propuso «un grupo de trabajo conjunto» para restablecer las relaciones bilaterales. Sin embargo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a tensar la relación al acusar a Rusia de suministrar armas antiaéreas y misiles a las milicias del PKK, según el diario progubernamental «Sabah».

A la vez que lanza el guiño a Rusia, Turquía ha propuesto a EEUU llevar a cabo una operación especial conjunta contra el ISIS en Siria, pero excluyendo a las milicias kurdas del YPG a las que apoya Washington con su aviación y con asesores militares que llegan a lucir el emblema de las YPG en sus uniformes, para irritación de Ankara. Cavusoglu propuso abrir así un segundo frente en la provincia de Alepo para avanzar hacia Raqa –lo que ahora hacen las fuerzas kurdas con apoyo de EEUU–. «Pero no con el PYD», añadió, en referencia al aliado político de las YPG, que Ankara considera «terrorista».GARA