Iñaki VIGOR
PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTAL DE KORRIKA

El acercamiento al euskara a través de cuatro vivencias

En apenas media hora, el documental de Korrika de este año se adentra en la vida diaria de cuatro personas de diversas zonas de Euskal Herria para mostrar la forma en que se han acercado al euskara, cómo han mantenido su identidad euskaldun en un entorno erdaldun, o cómo han aprendido el idioma.

Maika Etxekopar nació hace 29 años en Gotaine-Iribarne, un pequeño pueblo de Zuberoa situado cerca de Maule. Aprendió el euskara materno, pero su vida se desarrollaba en un entorno totalmente afrancesado, e incluso tuvo que salir de Zuberoa para poder continuar sus estudios en euskara. Cuando regresó a su pueblo, su labor de apoyo a Xiberoko Botza le llevó a recorrer las casas de la comarca, y comprobó que en casi todas ellas había euskaldunes, a pesar de que luego el idioma que se escuchaba en la calle era el francés. Algo similar ocurría entre sus amigos y conocidos, pero ella decidió seguir viviendo en euskara y realizar su trabajo en esta lengua.

Su vivencia es una de las cuatro recogidas en el documental de Korrika de la presente edición. «Los últimos años habíamos hecho reportajes, colocando en una silla a una veintena de personas conocidas y hablando sobre el euskara. Pero en esta ocasión hemos preferido hacer un documental. Teníamos claro que no queríamos poner a famosos delante de la cámara, porque cada uno hablaba solo un minuto, y nosotros queríamos profundizar más». Así lo explicaba Kepa Matxain momentos antes de la proyección del documental en Iruñea, a la que asistieron unas 60 personas. Visto el resultado y los aplausos recibidos, no hay duda de que han logrado su objetivo.

A la proyección también acudió Ander Larunbe Anderson, que cuenta su propia vivencia en el documental. Nació hace 41 años en Iruñea, hijo de padre vasco y madre escocesa. En su casa hablaba en inglés, y en la calle lo hacía en castellano, pero no sabía las lenguas originales de su padre ni de su madre, el euskara y el gaélico. Fue entonces cuando decidió aprender euskara, porque tenía la sensación de que se perdía un mundo que estaba allí mismo y al que él no tenía acceso. «Si hubiera vivido en Escocia, hubiera aprendido gaélico», explica en euskara, la lengua en la que también estudia su hijo y con quien habla en inglés porque le surge de forma más natural.

Rapeando en euskara

La tercera historia nos acerca a Elena Caballero, alias La Basu. Nació hace 34 años en Etxebarri, a poca distancia de Bilbo, y todos sus estudios los hizo en euskara, pero sus amigos, sus padres y todo su entorno hablaba en castellano. Fue entonces cuando se planteó qué sentido tenía aprender una lengua a la que no le veía que fuese práctica. Después de rapear en castellano durante veinte años, ha sacado un disco en euskara. «Nos pareció muy interesante mostrar cómo se ha acercado una chica rapera al euskara», comentaba Kepa Matxain en nombre de Hiru Damatxo ideien faktoria, la firma que ha realizado el documental en colaboración con AEK.

El cuarto caso que muestra es el de Dani Alvarez, un gallego nacido hace 39 años en As Pontes que llegó a Euskal Herria a estudiar periodismo y se puso a trabajar en Radio Euskadi. Cuando decidió quedarse a vivir en Euskal Herria, también se planteó que tenía que aprender euskara. Comenzó en AEK, luego lo tuvo que dejar por motivos de trabajo y ahora lo ha retomado y ha empezado a estudiar en EITB una hora a la semana. No es mucho tiempo, pero le sirve para mantener el nivel que tenía, y de hecho lo demuestra en el documental hablando con su grupo favorito de heavy metal –Su Ta Gar–, y con su hijo.

«El documental no tiene ninguna tesis, ninguna conclusión o moraleja clara. Pero lo hemos hecho así queriendo, porque queríamos mostrar que hay muchos modos de ser euskaldun», resume Kepa Matxain.