Raimundo Fitero
DE REOJO

Cárdenas

Hay una sospechosa unanimidad en considerar que Javier Cárdenas es un provocador. Y a mí me parece que es un tipo que se ha labrado un puesto en la tele a base de mostrarse como el más tonto de la clase en cada instante. No es que sea tonto, que no lo es, sino que se convierte en una parodia del tonto gamberreo de derechas con ribetes fascistoides, del que tiene que decir algo incorrecto para que le dejen en la primera línea. Es como un compendio entre Inda y Marhuenda, aunque su trayectoria televisiva como provocador y maltratador de los necesitados empezó mucho antes que estos dos figuras de laSexta, ya que se le conoció presentando a friquis en “Crónicas marcianas” de Sardá. Hay una sospechosa unanimidad en considerar que la presencia de Javier Cárdenas en TVE es un error, que desmerece a la televisión pública. Y lo cierto es que su programa “Hora punta”, colocado para competir con “El intermedio” y “El Hormiguero” ha sido en términos de audiencia un desastre. En términos económicos un despilfarro, y en términos éticos, políticos o estéticos, una aberración más, pero muy incardinada en el conjunto de esta etapa de retroceso democrático, de abandono de cualquier noción de una televisión de servicio público.

Hay una sospechosa unanimidad en pedir que se anule el contrato de Javier Cárdenas, al que acaban de renovarle, por motivos de falta de nivel, de lenguaje televisivo trasnochado. Y me parece una injusticia. ¿Ustedes han visto alguna entrega de “Corazón, corazón”? Pues es de la misma calaña. O peor esto, porque a Cárdenas se le ve de lejos que es un señor con problemas de logopedia que intenta dar la nota y transmitir nociones ideológicas del pensamiento reaccionario con supuesto humor. Cuanto más le apretemos, más lo afianzamos en su contrato. Cosas del PP.