Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Iruñea y Donostia exigen derribar las fronteras para los refugiados

Un millar de personas se manifestó ayer en Iruñea exigiendo a Europa que deje de ser una «fortaleza» y que ponga fin a la crisis humanitaria de los refugiados que huyen del conflicto sirio. En Donostia, una maratoniana manifestación congregó a varios cientos de manifestantes denunciando la hipocresía de la UE.

La manifestación de Iruñea partió de la vieja estación de autobuses como respuesta a una jornada de movilización a nivel de toda la UE. “No la Europa fortaleza. Ongi etorri migrante eta errefuxiatuak”, se leía en la pancarta principal.

Aproximadamente un millar de personas (950 según el recuento de GARA) salió en respuesta al llamamiento lanzado desde las iniciativas de acogida de la ciudad. La marcha tomó la Avenida Baja Navarra y luego giró por Carlos III para terminar en la Plaza de La Libertad.

A medio camino, se realizó una parada donde varias personas con chalecos salvavidas realizaron una representación del drama que se vive en el Mediterráneo. Primero cruzaron bajo una tela azul que representaba las olas y, después, fueron frenados por unos militares. La performance acabó con todos tumbados en el suelo, mientras otros compañeros pintaban sus siluetas sobre el asfalto.

En ese momento intervino John Aka, un nigeriano que cruzó el mediterráneo en patera junto con otras 41 personas hace diez años. «Si no se solucionan los problemas allá, van a seguir viniendo aquí. Nadie se queda en un sitio a morir de hambre», aseguró. Aka insistió en que no hay que desviar la vista tampoco de lo que ocurre en Marruecos y de todos los que esperan para saltar la valla o lanzarse a cruzar el mar en barca.

Dani Burgi, periodista iruindarra que acaba de llegar de los campamentos de Serbia –y que también conoce la situación de los refugiados en Grecia, Italia y Malta– subrayó que «la implicación ciudadana es esencial, pero no basta con la buena voluntad, sino que hay que forzar a las instituciones a tomar otras políticas diferentes».

«Yo no he visto campos de refugiados, no lo son. Estas personas están en centros de internamiento temporal, en cárceles y en poblados chabolistas vigilados por militares y policías», comentó Burgi.

Rompiendo muros a patadas

El momento más emotivo de la protesta en Iruñea (que acogió iniciativas de otras ciudades navarras como Tafalla, que acudió con pancarta propia) tuvo lugar al final. Los organizadores habían construido en la Plaza de La Libertad un enorme muro de cartón lleno de lemas pidiendo la apertura de fronteras, que fue derribado a patadas por los manifestantes entre aplausos.

La protesta se cerró con las palabras de Abdul, un sirio refugiado en Iruñea desde hace ocho meses. «Es hermoso, sois amables. La situación es muy mala, pero yo he tenido suerte. Siria es un país que siempre ha abierto sus puertas. Abrimos la puerta a griegos hace cien años también a turcos, a armenios... En Siria no había campos de refugiados, sino que todos vivíamos juntos en casas», afirmó Abdul. «La guerra es dura, pero la gente de buen corazón ha hecho a mi familia feliz», finalizó.

Ongi etorri donostiarra

En Donostia se dieron cita varios centenares de personas que terminaron su marcha en el Peine del Viento. En su pancarta se leía un Ongi Etorri a los refugiados. La protesta reivindicó con firmeza la anulación del acuerdo de repatriación firmado con Turquía. Asimismo, en el comunicado se acusó a la UE de permitir la muerte de personas como estrategia disuasoria para evitar que otros intenten llegar.

Los organizadores aseguran que a lo largo del recorrido se sumaron a la marcha más de un millar de personas, aunque no todos la terminaran. Apostaron por realizar un recorrido muy largo, que iniciaron en el barrio de Sagües. La protesta duró prácticamente dos horas.