Víctor ESQUIROL
CRÍTICA «Swiss Army Man»

Los Daniel y la teoría general del WTF: De la navaja al zombie multiusos

U na multitud se ha congregado en una playa cualquiera de los Estados Unidos. No se sabe si de la costa este u oeste... sí se sabe con qué propósito. Alguien (un colgado) les ha prometido el espectáculo más increíble, sorprendente y, por todo esto, inolvidable de la historia. Y así es. La gente ha enmudecido. Nadie da con un comentario digno de tamaño fenómeno de la naturaleza. Solo una valiente osa contravenir la lógica. Mary Elizabeth Winsted, al borde del colapso emocional, se levanta, avanza hacia la cámara, la mira fijamente y dice: “What the fuck?”

En cristiano, y sin miedo a blasfemar: “¿Qué hostias...?”, por aquello de no entrar en la enésima confrontación de géneros, pero lo cierto es que tanto el “¿Qué coño...?” como el “¿Qué cojones...?” servirían igualmente para la ocasión. Esta obedece a la escena de clausura de “Swiss Army Man” (última vencedora en Sitges del Premio a la Mejor Película), y en solo tres palabras, sintetiza a la perfección el cine de los directores de dicha propuesta, Dan Kwan y Daniel Scheinert, o como ellos mismos se hacen llamar, “los Daniel”.

Prolíficos en el cortometraje y debutantes en el largo, su propuesta fílmica parece estar aún esperando a que los estudiosos, la prensa y/o los académicos pongan una etiqueta para definir su locura. En el caso que ahora tocamos, podríamos decir que la cosa va de Paul Dano, un náufrago de la vida, siendo salvado por un zombie (Daniel Radcliffe... Harry Potter, sí) con una fuerte tendencia a la ventosidad. Es esto... y mucho más. Se trata de una de las propuestas más estimulantes que la factoría Sundance haya dado en los últimos tiempos. Indie al límite de todas sus fronteras conocidas. Comedia sorprendente en cada gesto, capaz de convertir lo soez en cumbre de distinción artística... y el “What the Fuck?” cómo única filosofía vital válida.