Ion SALGADO

SANTA CATALINA, UN JARDÍN BOTÁNICO CON ALMA SOCIAL A LOS PIES DE BADAIA

El jardín botánico de Santa Catalina es propiedad del Ayuntamiento de Iruña Oka y está gestionado por Sidálava, que emplea a personas en riesgo de exclusión y presos sociales gracias a los programas Incorpora y Reincorpora de la Obra Social de La Caixa.

En Tresponde, a catorce kilómetros de Gasteiz, se ubica el Jardín Botánico de Santa Catalina. Un lugar desconocido para muchos ciudadanos que abrió sus puertas en 2003. Desde entonces ha vivido una transformación constante gracias al trabajo y al esfuerzo del Ayuntamiento de Iruña Oka, de la Diputación foral de Araba, de la Fundación Vital, de la Asociación de Amigos del Jardín Botánico y de Sidálava, encargada del mantenimiento y de la gestión del jardín. Una labor en la que participan personas en situación de exclusión y presos sociales en segundo y tercer grado. Gracias a los programas Incorpora y Reincorpora de la Obra Social La Caixa personas privadas de libertad tienen la oportunidad de realizar cursos de formación en jardinería básica y mantenimiento de bosques, además de colaborar en la organización de diversos eventos socio-culturales.

Blanca Ezpeleta, responsable de promoción, pone en valor los programas implementados en Santa Catalina. «Las personas toman una responsabilidad y se implican en el cuidado del jardín, ya que al ver crecer las plantas ven que su trabajo tiene una recompensa», destaca mientras recorre los senderos del jardín, formado alrededor de un antiguo convento, en las estribaciones de la sierra de Badaia. Recuerda que la historia del convento, anteriormente una casa-fuertes, se remonta al siglo XIV, cuando llegaron los primeros frailes. Estos lo abandonaron en el año 1835 como consecuencia del proceso de desamortización, y un año después, durante la primera Guerra Carlista, el edificio fue incendiado para evitar su uso militar. Así, el convento quedó en ruinas, y poco a poco se mimetizó con la naturaleza.

Cayó en el olvido hasta que en 1999 el Ayuntamiento de Iruña Oka decidió recuperar el lugar. Durante cuatro años trabajó en el acondicionamiento del jardín, que aspira a convertirse en uno de los principales reclamos turísticos de la Cuadrilla de Añana. El curso pasado fue distinguido por el Gobierno de Gasteiz con el premio a la competitividad en el turismo y obtuvo el certificado como destino Startlihgt, por sus condiciones para la observación estelar. Cabe señalar que el próximo 10 de agosto se celebrará la Fiesta de la Luna, en la que se podrá disfrutar de un recorrido teatralizado hasta un mirador donde se podrán observar las estrellas. Además, este año presenta una novedad: el mariposario. Se trata de una granja de mariposas que ha suscitado las críticas de EH Bildu, que considera «poco ético e inapropiado» que una administración entregue «a dedo» un espacio público para una actividad lucrativa.

Actividades de la nueva temporada

No parece que los reproches de la coalición soberanista molesten a la diputada de Fomento del Empleo, Comercio y Turismo, Cristina González, y al alcalde de Iruña Oka, Javier Martínez, que han firmado un convenio con la Asociación de Amigos del Jardín Botánico para «potenciar el nuevo mariposario y el jardín de mariposas». Así lo anunciaron el pasado jueves en una comparecencia ante los medios en el Palacio Foral, donde presentaron el programa de actividades de la nueva temporada, que incluye talleres didácticos sobre plantas medicinales y plantas autóctonas, elaboración artesanal de perfumes y jabones o secado de flores. «Santa Catalina es un recurso turístico muy valioso y su atractivo crece, sin duda, con una oferta potente de actividades y experiencias. La gente se mueve para ver patrimonio cultural y natural, sí, pero sobre todo se mueve para sentir, experimentar y aprender. Y el programa de actividades del jardín botánico persigue ese objetivo», destacaron.

Asimismo, durante los próximos meses Santa Catalina acogerá diferentes actividades culturales, entre las que figuran las noches de musicales de flamenco y tango, la representación de la obra de tetro “El viaje del Emperador” y la proyección de una película en horario nocturno. Esta oferta se irá completando con propuestas adicionales. Sin olvidar las diferentes plantas que se pueden ver en el jardín, divido en tres zonas: una ladera reservada para especies humedas y arboles locales, otra ladera en la que se pueden ver flora propia de climas mediterráneos y un valle central divido por «elementos». Hay una zona reservada para plantas de color rojizo, en alusión al fuego, otra para flora acuática y lirios, una tercera donde se pueden ver bulbos en representación del aire, y una cuarta reservada a la tierra, en la que han plantado diferentes tipos de árboles. Entre los mismos figura un Ginkgo Biloba, el único árbol que sobrevivió a la bomba nuclear de Hiroshima. Aparte, en Santa Catalina se pueden ver otros ejemplares procedentes de Chile y varios tipos de cactus, aunque estos últimos no se han adaptado muy bien al clima de Araba.

Lo que no verán quienes se acerquen a Tresponde es la hiedra que cubría las paredes del convento. «Era peligroso porque podía mover las piedras, por lo que hace dos años decidimos retirar la hiedra», explica Ezpeleta, que insiste en que el objetivo a futuro es consolidar Santa Catalina. Y lo cierto es que poco a poco lo están consiguiendo, basta con señalar que en el 2016 recibieron la visita de más de 11.000 personas, lo que supone un incremento del 90% respecto del curso anterior. Su objetivo es seguir creciendo, lograr que el jardín botánico deje der ser un desconocido. De marzo a abril y de octubre a noviembre solo esté abierto de mañana; los fines de semana de mayo a setiembre se puede visitar también por la tarde.