GARA
BERLÍN

Alemania no piensa disculparse por su elevado superávit comercial

La potencia industrial de Alemania continúa provocando un superávit comercial global a su favor que es la envidia de otros estados y que, en los últimos tiempos, está siendo utilizada como arma arrojadiza tanto por quienes defienden el libre comercio –véase el FMI– como por quienes abogan por el proteccionismo –como Donald Trump–.

La ministra federal de Economía y Energía, Brigitte Zypries, ha defendido el superávit comercial de Alemania ante sus críticos, que van desde el presidente estadounidense, Donald Trump, hasta la ultraderechista Marine Le Pen –candidata en la primera vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República francesa–, pasando por la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

«Nuestras empresas producen máquinas y equipos de alta calidad que tienen gran demanda en el extranjero. No tenemos porque disculparnos por ello», dijo Zypries en declaraciones que publicó ayer el diario “Bild”.

Alemania registró en 2016 un superávit comercial de 252 millones de euros, lo que representa el 8,3% de su Producto Interior Bruto (PIB). En el comercio bilateral con EEUU, el superávit fue de 49 millones de euros, lo que ha sido calificado de «injusto» por Trump, que acusa a Alemania de manipular el curso del euro frente al dólar para fortalecer sus exportaciones.

Informe de refutación

Según informaciones de la revista “Der Spiegel”, el Ministerio de Finanzas ha preparado un documento de siete páginas en el que procura refutar las críticas negativas por este asunto. El semanario afirma que el titular de esa cartera, Wolfgang Schäuble, ha viajado a Washington para la reunión de primavera del Banco Mundial (BM) y del FMI con el documento en su poder.

El primer argumento de los expertos germanos es que el superávit comercial es el resultado de una serie de decisiones de empresas y consumidores en el mercado mundial en el que la posible influencia de la política es mínima. Inciden también en la exportación de capital alemán por parte de empresas y particulares con el propósito de abrir nuevos mercados y de lograr rendimientos más altos. Esto explicaría un cuarto del superávit alemán y es algo que, según los expertos, beneficia a otros países como EEUU, donde las empresas alemanas generan muchos puestos de trabajo.

Por otro lado, consideran que hay un factor demográfico que llevará a la reducción del superávit: el aumento del número de pensionistas provocará que muchos ahorros que ahora se encuentran en el extranjero empiecen a utilizarse.

Además, tanto Schäuble como Zypries opinan que ha habido medidas, como la introducción del salario mínimo interprofesional o algunos alivios fiscales, que fortalecen la demanda interna y, con ello, las importaciones, lo que contribuirá a equilibrar la balanza comercial.

Lagarde pide a Trump que no recurra al proteccionismo

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, tendió ayer la mano al presidente estadounidense, Donald Trump, para trabajar juntos en la mejora del sistema de comercio global y lograr «un campo de juego equilibrado» sin «recurrir al proteccionismo». «Desde luego, hay margen para mejorar el sistema de comercio global. Pero debe hacerse de manera cooperativa», puntualizó Lagarde en el inicio de la asamblea de primavera del FMI y el Banco Mundial, marcadas por el rechazo del nuevo de Gobierno de EEUU a la globalización.

Es probable que ese mensaje caiga en saco roto visto que Trump no cesa en sus propósitos. Según la agenda divulgada por la Casa Blanca, Trump tenía previsto firmar ayer mismo un memorando para revivir una ley de 1962 que permite al presidente de EEUU imponer restricciones a las importaciones por motivos de seguridad nacional. Concretamente, pedirá que se inicie una investigación sobre si las importaciones de acero fabricado en el extranjero tienen implicaciones para la seguridad nacional de EEUU. GARA