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Victoria agridulce de la derecha noruega y revés del candidato laborista

La victoria de la derecha en las elecciones legislativas de Noruega –más bien una derrota del laborismo– ha dejado un reparto de escaños que obligará a la primera ministra a continuas negociaciones con pequeños partidos que presentan crecientes discrepancias.

Tras la estrecha victoria del bloque de derechas en las legislativas de Noruega, la primera ministra, Elna Solberg, cumplirá un segundo mandato pero sobre unas bases frágiles con una mayoría reducida y con aliados menos conciliantes.

«Nunca se puede tener la seguridad de sobrevivir cuatro años. Tras las elecciones de 2013 se especulaba mucho con el hecho de que no íbamos a durar. Estamos prevenidos y creo que también es posible para los próximo cuatro años», afirmó ayer.

Solberg será la primera conservadora en más de tres décadas en ganar dos elecciones legislativas consecutivas en el país nórdico.

Su coalición, que agrupa a conservadores y populistas antiinmigración del partido del Progreso, logró, junto a otros dos pequeños partidos, una corta mayoría de 89 escaños sobre 169 en el Parlamento.

La derecha hizo una campaña basada en la promesa de una bajada de impuestos mientras la oposición liderada por el laborista Jonas Gahr Støre proponía elevar la presión fiscal, sobre todo a los más ricos. Pero la aritmética augura días difíciles a los vencedores, que han perdido siete escaños respecto a las anteriores elecciones.

Sus socios necesitan estar unidos para gobernar y ahí reside su debilidad. El Gobierno saliente no contaba con la mayoría absoluta en el Parlamento pero solo necesitaba a uno de los dos partidos de centroderecha –democristianos o liberales– como apoyo para aprobar sus leyes.

Pero ahora ambos son indispensables para Solberg y cada vez presentan mayores desacuerdos con el partido del Progreso, sobre todo sobre temas como el clima o los refugiados. Los democristianos ya han descartado una alianza formal, así que el futuro gobierno se verá obligado a negociaciones complejas. «Vamos a intentar un acuerdo con ellos. Y después, ya veremos», afirmó la primera ministra.

Por otro lado, la victoria de la derecha ha sido más bien una derrota del laborismo. Aunque siguen siendo la principal fuerza del país, pierde seis escaños.

«Estas elecciones han sido una gran decepción para el partido Laborista», admitió Støre.

Una hucha billonaria a gastar con moderación

Noruega posee el mayor fondo soberano del mundo, una hucha de casi un billón de dólares, utilizada para hacer frente a momentos difíciles o financiar promesas electorales. La idea es que el petróleo es un recurso que pertenece al pueblo noruego y a las generaciones futuras. El día en el que los yacimientos se agoten, los noruegos continuarán recogiendo sus frutos gracias a las ganancias financieras aportadas por el Fondo. Creado en 1990, actualmente recibe los ingresos petroleros públicos (impuestos, ganancias por participación directa del Estado en los yacimientos, dividendos de Statoil). Pero no es una barra libre. En 2001 Oslo definió un marco por el que el Gobierno puede usar el rendimiento estimado del fondo, (pero no el capital mismo), inicialmente fijado en el 4% y rebajado este año al 3%. Pese a la reducción de ingresos petroleros, la hucha no deja de crecer con el rendimiento de las inversiones (acciones en empresas, obligaciones, activos inmobiliarios), todas fuera de Noruega para evitar desestabilizar la economía nacional, y siguiendo ciertas normas éticas.GARA