Amalur ARTOLA
52. DURANGOKO AZOKA

SUBE LA TEMPERATURA EN LANDAKO

SUBE LA TEMPERATURA. SE RUBORIZAN ALGUNOS SEGUIDORES, DISCO O LIBRO EN MANO, CUANDO TOCA ACERCARSE A PEDIR UN AUTÓGRAFO. LOS AUTORES SIENTEN SU CALOR. HAY FIRMAS, SONRISAS Y ALGÚN QUE OTRO SELFIE. PERO TAMBIÉN REIVINDICACIONES, Y SUEñOS POR CUMPLIR. ES UN NUEVO AMANECER DE LA CULTURA VASCA EN DURANGO.

Son las 10.20. Se abren las puertas de Landako y nos recibe Martxel Rodriguez, de Kukai, con un baile y una invitación: entrad, mirad, valorad, comprad pero, sobre todo, sentid. Sentid el calor de la gente, abrazad el esfuerzo de las creadoras, observad que tenemos una cultura que está viva, que se mueve, que muta. Y que quiere ser vista.

«Durango es la huerta de la cultura vasca», nos afirma Tasio Erkizia. Madrugador, viene invitado por Txalaparta para firmar ejemplares de “Bizipenak eta hausnarketak”. Hoy, toca reflexionar sobre la Azoka: «Desde muy joven, he considerado que Durango es importante para impulsar el euskara y la cultura vasca. Necesita de estos espacios porque Euskal Herria está colonizada. Ahora apenas se habla de esto, pero tengo que decir que la cultura vasca es una gran desconocida en nuestro propio país, que en esta época en la que impera la mundialización tenemos que hacer un gran esfuerzo para mantener nuestras raíces. Tenemos que aprovechar espacios como este para trabajar sobre esas raíces», asevera.

Sobre esas raíces se asienta el trabajo de decenas de autores que, hasta el domingo, mostrarán sus últimas propuestas en Landako Gunea. Entre ellos Iker Lauroba e Izaro, jóvenes autores que aúnan sus esfuerzos para compartir stand. «La mañana va bien, esto ha empezado a llenarse y se va notando el calor», afirma la de Mallabia. Asegura que le motiva poder acudir a Landako de manera independiente, en su propio stand, lo que para Lauroba es sinónimo de aventura, «una bellísima aventura que no sabemos cómo va a acabar. Pero la gente ya se va acercando, nos piden firmas, fotos... es bonito que podamos ofrecer nuestro trabajo en persona».

Izaro se muestra emocionada porque, por fin, va a ver en persona a seguidores que solo conoce por las redes sociales: «Algunos nos han avisado de que van a pasarse, y eso me hace una ilusión especial. La gente agradece que estemos aquí, creo que un par de palabras y una sonrisa pueden hacer mucho». También se pasará su cuadrilla: «He venido desde niña, y me han avisado, de que se pasarán solo para verme a este lado del stand», ríe.

A ese lado del stand está también Jabier Muguruza, tras un inicio de jornada un tanto accidentado. «Cuando he llegado me he dado cuenta de que me he dejado las llaves del stand, y han tenido que cambiar la cerradura... Pero en fin, son cosas que pasan», se ríe. Cuenta que ya ha vendido varios discos, que ha recibido la visita de una pareja que va a saludarle todos los años y que, más que vender, lo que agradece es sentir el calor del público: «Lo realmente valioso es poder cruzar unas palabras con la gente que te sigue. Eso es bellísimo. Y luego están las ventas. En las tiendas se vende cada vez menos y la Azoka y los directos son dos espacios importantes. Durango supone un empujón sobre todo para los que somos pequeños, porque nos da pie para mover nuestros trabajos. Por ese lado, es muy interesante. Por otro, es importante hacer ver que la cultura se paga. En los últimos años ha imperado una especie de espejismo con eso de que la cultura ha de ser gratuita… yo no creo que sea posible, porque hay que comer todos los meses. Es importante ver que estamos aquí, que hemos apostado por algo y hacemos un gran esfuerzo. Visibilizar todo esto es importante».

Mientras la cola de Toti Martinez de Lezea va aumentado sin Toti Martinez de Lezea, entra en escena Iñigito Txapelpunk. «Estoy flipando, porque he llegado, me ha costado muchísimo aparcar y veo que esto está a tope. Veo a la gente muy animada, comprando libros y discos, hay buen ambiente y ha salido el sol. ¿Qué más se puede pedir?».

Amable y cercano como de costumbre, considera que la Azoka «supone un empujón para nuestra cultura. Es una fiesta muy especial, en la que te encuentras a viejos amigos… nada más llegar me encuentro con los de Hesian, Zea Mays… es un punto de encuentro para nosotros».

Viejos y nuevos amigos

Despedimos a Iñigito y saludamos a Iñaki Imaz, guitarra de Zea Mays. «Vinimos ayer por la noche para prepararlo todo, y desde primera hora de la mañana ya se venía notando que iba a haber bastante gente. La gente mira, pregunta, compra… y para nosotros esto es una gozada. Tenemos la oportunidad de vender nuestros discos en persona, conocer a esa gente que nos sigue, se crea buen ambiente entre músicos y podemos conocer a nuevos grupos en Ahotsenea. Son cuatro-cinco días para saborear la cultura vasca».

Cuenta que intentan “escaparse” para conocer nuevos grupos y ver qué mueve a las generaciones que vienen por detrás: «Hace veinte años había punkies, rockeros o metaleros, y vemos que ahora se ha ampliado el espectro e incluso se puede escuchar reggaeton en euskara. Creo que es muy enriquecedor para la música vasca».

A Landako llegan con “Zea Mays 20 urte”, disco-dvd que repasa sus veinte años de trayectoria, un trabajo «muy especial» para la banda porque «está hecho con amigos. Es una manera perfecta para celebrarlo».

Retrocedemos al stand de Elkar para charlar con Alaine Agirre. Nos recibe sonriente y, cuenta que este año sí, se ha animado a firmar ejemplares en Landako. «He venido a Durango desde que era niña, pero desde que empecé a publicar hace cuatro años lo he visto de otra manera. Me incomoda estar a este lado del stand, me estresa, pero este año me apetece, quiero estar en Durango», asegura.

La Azoka es importante para ella. «He venido desde niña, y como mi cumpleaños es tras Durango siempre me regalaban un libro. Luego empecé a venir con mis amigas. Era una cita anual para ver a esa gente que no veíamos a lo largo del año, los amigos del rollo, de Urruzuno, de la carrera.. Y estar aquí supone una gran responsabilidad. Da un poco de vértigo. Pero quiero estar».

Rafa Rueda también quiere estar, y está porque considera que «es de agradecer poder estar con la gente, firmar discos… porque los trabajos los hacemos para llegar a la gente». Confiesa que casi le gusta más curiosear por los stand, mezclarse con la gente e irse a casa con, al menos, alguna joya. Y también le gusta la Azoka porque, «claramente, es un impulso breve e intenso para nuestra cultura. Lo que a mí realmente me gustaría es que este espíritu que se vive en Durango durante estos cinco días se ampliara a todo el año».