Vinokourov recurrió a sus contactos en el Gobierno de Kazajistán en junio de 2006 para tener el dinero que permitiera al equipo en el que corría a las órdenes de Manolo Saiz tomar la salida en ese Tour. El cántabro había sido detenido en el marco de la Operación Puerto y los patrocinadores Liberty Seguros y Wurth dejaron el equipo. A pesar del apoyo de su país, Vinokourov no pudo tomar la salida al aparecer más de medio nueve del Tour en la investigación y, tras ganar la Vuelta, tomó la determinación de romper con Saiz e impulsar él su equipo.

Volvió al Tour en 2007, pero también fue expulsado todo Astana tras dar positivo Vinokourov por autotransfusión de sangre en una de las dos etapas que ganó. Sancionado por dos años, dejó el primer plano y el gobierno kazajo recurrió a Bruyneel y Contador para lavar su imagen, ganar el Giro y la Vuelta en 2008 y el Tour en 2009. Pero Vinokourov siempre estaba en la sombra y al cumplir su sanción dejó claro a Bruyneel que en Astana mandaba él y el director y Armstrong se fueron a formar RadioShack.

Contador siguió en 2010 con Astana para ganar con la ayuda de Vinokourov su segundo Tour con esos colores, aunque luego lo perdió por el positivo de clembuterol, pero rechazó una oferta de 32 millones de euros por cuatro años y Vinokourov tuvo que buscar a Nibali para que le sustituyera como líder del equipo cuando dejó el ciclismo tras ganar el oro en los Juegos de Londres 2012.

«Es muy importante para la nación»

Pasó a ser manager general del Astana y como tal destaca lo que representa ese éxito para su país: «Para mí ganar el Tour es muy importante, es un gran sentimiento, pero también para la nación kazaja. He recibido muchas llamadas desde allí, apoyando al equipo y a Vincenzo. Todo antes de unos grandes años para el país. El presidente me llama directamente, es un gran proyecto y con el ciclismo estamos ayudándolo».

Astana, que significa ciudad capital en kazajo, fue el nombre elegido en 1998 por el Gobierno de Kazajistán para convertir a la entonces llamada Akmola en la nueva capital del país porque la anterior, Almat, tenía problema sísmicos que impedían su expansión. Además fue una forma de colonizar con kazajos la ciudad para frenar las corrientes rusas. Así desde ese año la población de Astana se ha cautriplicado hasta llegar a los 800.000 habitantes y se han invertido gran parte de los beneficios del petróleo, la principal fuente de riqueza del país, en hacer una ciudad referente a nivel mundial.

En esa línea se ha planteado un proyecto, Indoor City, que supone crear una cubierta térmica transparente de dos kilómetros para dejar de ser la segunda capital más gélida del mundo, con una media en invierno de quince grados bajo cero. Dentro de ese proceso en 2017 Astana acogerá la Expo y la Universiada de invierno y en esos proyectos Vinokourov y el equipo se han convertido en claves para difundir la imagen del país.

Por eso habla más como embajador de Kazajistán que como manager de un equipo. Y por eso su responsable deportivo, Giuseppe Martinelli, decía que su jefe debía amar más el equipo. Le respondía que «no sigo a menudo las carreras porque estoy en Kazajistán por cuestiones que me obligan a ello. Debo seguir en Astana como embajador deportivo por los Juegos de Invierno, tengo que estar presente en muchos actos porque el año próximo es decisivo para la ciudad. Tengo que estar allí por mi país y porque me gusta hacer eso, pero amo mi equipo».

Recordaba que Astana «ha ganado cinco-seis grandes vueltas, pero esta victoria es diferente. El año pasado preparamos Giro -lo ganó Nibali- y Vuelta -hizo segundo-, pero esta campaña los kazajos esperaban una victoria en el Tour. Estamos concentrados en trabajar por el proyecto, con toda la nación y mucha gente importante vendrá a París para demostrar que este equipo no es el de un sponsor cualquiera, es un proyecto de país».

Así anuncia la presencia hoy en los Campos Elíseos del presidente de la Federación kazaja, la del Ministro de Economía, el director del banco nacional y una representación presidencial, a la que ayudará a relacionarse con altas instancias. «Hay una buena alianza entre Francia y Kazajistán, viene aquí petróleo nuestro. Intervine en una reunión con el ministro de Industria, con el presidente de Mónaco, con el ministro de Deportes francés... Estoy al lado de ellos y si tengo contactos debo ayudar. Antes en Francia nadie sabía qué era Astana. Tras este Tour todo el mundo sabe que es la capital de Kazajistán. Ese era el objetivo de la creación de nuestro equipo, dar un nombre a Astana, promocionarla en todo el mundo».

«La carta era para darle ánimos»

Con su carácter fuerte, justificaba la carta de abril en la que criticaba a Nibali por la falta de resultados y decía que nunca perdió la confianza en él: «Veníamos con el objetivo de ganar. Cuando tomaba yo una salida siempre lo hacía para ganar y Vincenzo se ha preparado para eso. No corría para la tercera plaza. Jamás puedes estar al 100% seguro antes de la carrera de que vas a ganar, ni Froome ni Contador, pero confiaba en él al 100%. Estábamos tranquilos, aunque hubo una polémica con la carta, que solo fue para animarle. Sabíamos el trabajo que había hecho en invierno y los resultados no eran suficientes. Pero no había que bajar la cabeza y debía trabajar para lograr una gran victoria. Así es como yo hacía como corredor. Se ha ganado la carrera porque hemos trabajado todo el invierno y la primavera».

Añadía que «sabíamos que íbamos a estar ahí. En Dauphiné estaba por detrás de los rivales, pero se ha entrenado en altura tres semanas y llegó con su título nacional y tras ganar la segunda etapa ha sabido correr con el amarillo y ha dado confianza al equipo. Antes de la salida de la etapa del pavés dijo a sus compañeros que vamos a pasar una buena jornada y así fue. En el ciclismo juega mucho la cabeza y ha sido el número 1».