Iraia OIARZABAL

La tributación de grandes empresas y fortunas, clave para la justicia social

A fin de ahuyentar los «fantasmas» azuzados en torno a una «única» política fiscal posible impulsada desde el «sistema neoliberal», Donostia acoge estos días un debate sobre las bases para una justicia social orientada a la distribución, desde la fiscalidad, de la riqueza «en manos de unas pocas personas».

¿Por qué no gravar la riqueza para pagar la deuda? Ésta fue una de las preguntas lanzadas durante la charla impartida ayer por el abogado especializado en Relaciones Laborales y parlamentario alemán del grupo de izquierda Die Linke en el Bundestag, Richard Pitterle, en el marco del curso de verano de la UPV «Nuevas propuestas para la tributación de la riqueza en Europa» organizado por la Diputación de Gipuzkoa. Una pregunta que quizá hasta ahora nos extrañara escuchar, bien porque la fiscalidad no es un tema que atraiga a una gran parte de la sociedad, o porque tampoco se impulsaba un debate sobre esta materia.

Sin embargo, como el mismo Pitterle expuso al comienzo de su ponencia, en alemán la palabra impuesto tiene su ráiz en el verbo conducir. Y precisamente de eso se trata, en su opinión: de construir en base a la fiscalidad una forma de «conducir la sociedad».

Una premisa en la que coincidió la diputada de Hacienda de Gipuzkoa, Helena Franco, en su discurso de presentación al afirmar que es necesario socializar y poner sobre la mesa el debate sobre la fiscalidad «para estructurar, entre todos, qué modelo de país y de sociedad queremos»; a pesar de que, según censuró, desde hace años se ha querido trasladar la idea de que solo hay una única fiscalidad posible. Cuestión que negó en rotundo.

Es más, criticó los «miedos vendidos por el sistema neoliberal dominante» que advertían del «cuidado» que había que tener con la tributación de las grandes riquezas porque con ello vendrían todos los «miedos» asociados a la deslocalización de empresas, la desincentivación económica o la destrucción de empleo.

Sin embargo, la evolución de la economía en los últimos años, cuya crisis se ha visto agravada por las políticas de recorte impulsadas desde diferentes gobiernos, viene a demostrar que es necesario un reparto de la riqueza a través de la fiscalidad de manera que se pague en base a principios de equidad, según defiende el Gobierno foral de Gipuzkoa. «Nos tomaron por marcianos dado que veníamos de un modelo neoliberal, pero cada vez son más voces las que apoyan la redistribución de la riqueza», apostilló Franco.

Fortunas y especulación

Desde su experiencia en el Bundestag, Pitterle relató cómo se ha trasladado la idea de que la crisis actual es una crisis de deuda externa, cuestión que aseguró es «mentira» excepto en algún caso concreto como el de Grecia. «La crisis venía de la financiación de esa deuda de los países», matizó. En modo de breve repaso recordó que la crisis se vio agravada en 2008 con la caída de Lehman Brothers y que en el caso de la Unión Europea ha resultado más difícil de gestionar por no tener una política fiscal común. «Es algo que tenía que haberse llevado a cabo», sostuvo.

Las políticas de austeridad -reducción de salarios, reforma laboral o recortes en prestaciones sociales - planteadas desde Bruselas y los diferentes Gobiernos inmersos en la crisis son ya conocidas, por lo que lo único que Pitterle vino a destacar son los efectos que han tenido en la economía real y en el día a día de miles de ciudadanos. La caída de la financiación a las pymes, del consumo de las familias y de los salarios son algunos de ellos.

Todo ello mientras se adoptan medidas fiscales o de rescate que benefician a los sectores más pudientes. Lo que acrecienta la desigualdad entre la población más rica y la más pobre. Como ejemplos, citó la reducción de impuestos a grandes empresas y deportistas. De hecho, según apuntó, en Alemania el impuesto a las grandes compañías se ha reducido hasta el 15%, mientras el 80% de la recaudación proviene de IRPF e IVA. «La dictadura del ahorro y la austeridad solo la soporta la clase trabajadora», denunció.

Por ello, y como avance de las propuestas que realizará en la segunda sesión de hoy, planteó la necesidad de gravar las grandes fortunas e introducir un impuesto sobre las transacciones bancarias para evitar la especulación. Medida esta última que ya ha sido planteada en la Unión Europea pero que Gran Bretaña mantiene bloqueada, dijo. Una postura a la que, según añadió, parece haberse sumado el Estado francés.

Respecto al patrimonio, expuso gráficamente la situación en Europa para mostrar la necesidad de tributar las grandes riquezas. Y es que tanto Alemania, como el Estado español o Grecia, entre otros, tienen más patrimonio privado que deuda. En Europa, el patrimonio asciende a 17.000 millones mientras la deuda es de 11.000. Cifras, que según Pitterle, dan una idea de por dónde y cómo empezar a redistribuir la riqueza.