Endika Zapirain Aranburu
Analista

Democracia, ¿qué es eso?

Cualquier observador equilibrado constata que los conceptos que se asientan en la democracia están muy lejos de la realidad. Por eso, conviene preguntarse qué es eso de la democracia y que efectos debería tener en la vida de la ciudadanía.

Esta aproximación se puede realizar en diferentes ámbitos. Previamente conviene definir nítidamente que es democracia. Existen diversas afecciones sobre la cuestión, pero es importante centrarse en las más relevantes para la ciudadanía y para las instituciones. Destacamos tres:

1. Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos.
2. Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por
    medio de representantes.
3. Forma de sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias,
    sexos, credos religiosos, etc.

Si tenemos en cuenta estos principios y observamos la realidad que nos rodea, constatamos el gran dislate entre principios y realidad. Lo cual es aplicable a todos los ámbitos de la sociedad, nacionales e internacionales. Pero dado que estamos en pleno proceso electoral, procede referirse a todo lo que está rodeando a esta circunstancia.

Contradicciones graves

No es posible asumir que en democracia se puedan tomar medidas que perjudican gravemente a la ciudadanía. Las medidas impulsadas y exigidas por los organismos europeos al gobierno español, y la obediencia sumisa de los gobiernos españoles del PSOE y PP, han sido antidemocráticas.

Es evidente: no es posible que el «poder político que es ejercido por los ciudadanos», y que «la soberanía reside en el pueblo»… sean los gobiernos los que actúen contra el pueblo, contra la ciudadanía. Esa forma de actuar constituye una contradicción/agresión extremadamente grave, no es democrática. El sistema democrático no está funcionando correctamente; no está respondiendo a su propia definición.

Estamos viviendo en un desorden absoluto; se está marginando casi por completo a la ciudadanía tomando decisiones políticas que atentan gravemente contra ella; se está desnaturalizando el concepto mismo de democracia. En democracia no debe ser posible que los poderes fácticos; económicos y financieros; las grandes corporaciones industriales, de servicios, de banca…  marquen las pautas y directrices a los gobiernos, y estos apliquen a la ciudadanía de forma casi automática. Esta forma de actuar no es democrática.

Este cuadro hay que invertirlo radicalmente. Son los Gobiernos surgidos del Parlamento y estos elegidos por la ciudadanía, los que deben marcar las directrices a los otros poderes, a todos los poderes e instituciones sin excepción. Lo que ha sucedido hasta ahora con los gobiernos del PP y PSOE en España, ha sido un verdadero desastre. En lugar de sentir el pálpito del pueblo, de la ciudadanía para sintonizar y responder con ahínco a sus necesidades y aspiraciones legítimas y justas, se han limitado, a seguir sumisamente las directrices y pautas que marcan los otros poderes. Conviene recordar que a esos poderes y a las personas que lo ejercen, no les ha elegido el pueblo.   

Como consecuencia de esta inversión, asistimos a una realidad social que avergüenza a cualquier conciencia democrática suficiente. Algunos ejemplos:

a) Desahucios. Una verdadera sangría. Es sencillamente intolerable. No se debería poder dejar en la calle a una familia que no ha podido hacer frente a una hipoteca. Tendría que establecerse mecanismos legales para regular e impedir que esto ocurra.  

b) Desempleo/Prestación sustitutoria. Millones de parados. El paro se produce por diversas causas, muchas inherentes a una desastrosa gestión de gobierno. Pero dado el hecho, es evidente que el desempleo tiene que tener una prestación sustitutoria suficiente, que permita a la persona vivir dignamente mientras permanece en paro.       

c) Jubilaciones. La persona tiene derecho  a recibir una prestación por jubilación suficiente, que le permita vivir con dignidad. En estos momentos se dan miles de casos, en los cuales las prestaciones por jubilación, son prácticamente de hambre. Esto además de ser una vergüenza, no es democrático.   
 
d) Derecho a decidir. Constituye un derecho democrático básico. Ningún poder fáctico ni institución puede imponer sus preferencias.  Monarquía, militares, judicatura, iglesia, económicos/financieros, gobiernos…  nadie puede impedir el ejercicio de este derecho en democracia. Los que insisten una y otra vez en «romper España» refiriéndose a los partidos que defienden este derecho, están atentando gravemente contra el derecho de los pueblos a decidir su futuro, es un atentado directo contra la democracia.

Se siente vergüenza y con frecuencia extrañeza que algunas personas con cierto desarrollo intelectual aparente, defiendan esta tesis decimonónica. Defienden la unidad de la España actual como si fuera un mandato divino. En fin, lamentable. Por favor, revísese la historia de España, y más concretamente: ¿cuándo votaron catalanes y vascos su deseo de pertenecer a España?… Nunca. Solo la fuerza y decisiones de los poderes facticos, decidieron hacerlo.

e) Fraude fiscal. Evasión de capitales. Corrupción galopante. Judicatura politizada… El desarrollo y constatación de estos factores, escandaliza a cualquier conciencia mínimamente democrática.

f) Guerras. Migraciones y exiliados. El escándalo que estamos observando en el tratamiento de los exiliados que huyen de situaciones insoportables de guerras varias, es absolutamente antidemocrático. La responsabilidad de las grandes potencias para parar las guerras de una vez y resolver las causas, es intolerable, lamentable y vergonzoso. Son comportamientos nítidamente antidemocráticos.
    
Elecciones 26-J

Ahora la ciudadanía tenemos la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que somos demócratas y apoyar a grupos políticos que pueden impulsar cambios importantes, que inviertan la situación actual en el ámbito del Estado.

En la concurrencia política se presentan cuatro grupos relevantes, que dividimos en dos:
                  
1- PP/PSOE/Ciudadanos. 2- Unidos Podemos.

El primer grupo es más de lo mismo con pequeños matices irrelevantes. El PSOE habla de cambio real. Siempre habla de cambio pero en realidad nunca lo ha hecho en 22 años en el gobierno en España. No es creíble. Metafísicamente, por genes y/o por codificación mental, son incapaces de realizar cambios relevantes. Son fieles y devotos seguidores del establishment, de los poderes fácticos e institucionales: Monarquía, Militares, Judicatura, Poderes económicos/financieros… fieles a estos poderes, no existen posibilidades de cambios relevantes. Es obvio.

La única alternativa creíble, a pesar de los innumerables fallos que han cometido, sobre todo de forma, es Unidos Podemos. Efectivamente, son los únicos que ofrecen cambios relevantes para avanzar en democracia. Son los que respetan por principio las exigencia de la democracia en materia social y política, entre los cuales se encuentra el derecho a decidir.

En Euskadi/Euskal Herria, a los hombres, mujeres y jóvenes nos interesa apoyar a los que defienden inequívocamente las necesidades y aspiraciones de los que vivimos aquí. Esto solo lo pueden hacer las fuerzas políticas de disciplina vasca, arraigadas aquí desde sus inicios, con vocación de servicio al pueblo vasco y visión global y solidaria.

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