Guzmán Ruiz Garro
Analista económico

Hablemos de Podemos

No creo que esté siendo acertada la estrategia de contemporización que mantienen los dirigentes de Bildu con relación al partido liderado por Pablo Iglesias, dado que las supuestas coincidencias programáticas entre ambos grupos no son tales, y que la irrupción de Podemos va a restarles fuerzas para mantener  parcelas de poder que hoy día controlan.

Al fin y a la postre, muchos buscan expulsarles de las instituciones  o mermarles la capacidad de gestión, y la llegada de este nuevo partido, hipotecado por las diplomacias de su dirección aspirante a gobernar en el estado, no implica que haya coalición para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Podemos, ni podrá ni querrá.  Si algún despistado piensa que no va a importar tanto quién saque los votos porque se sumarán, se equivoca de medio a  medio.

De entrada, a la estrategia de Podemos, basada en la anexión de electores de distintas procedencias con un discurso transversal, buscando el llamado voto emocional, no le interesa que su papeleta sea claramente ideológica, sino de rechazo a otros grupos o de castigo a los que gobiernan. Podemos evita situarse a la izquierda de la “izquierda” y dice querer superar el mundo de izquierda-derecha; o sea, proclama la indefinición ideológica. Muchos equilibrios para rehuir el encasillamiento y rascar de todos los bolsillos.

Con relación al esbozo de programa económico que Podemos presentó a las elecciones europeas, ya se produjo  una primera revisión  con el patrocinio de  Vicenç Navarro y Juan Torres López  y  se “mejoró”  con ofertas más concretas y más factibles que las presentadas en el plebiscito europeo. Llamémoslas más posibilistas. Y entrados en esta dinámica de “realismos”, presionados por mil y un grupos mediáticos,  han ido desdiciéndose paulatinamente.

Algunas de las medidas estrella de estos dos catedráticos pasaban por el impago de la deuda, tanto pública como privada, o por la nacionalización de grandes empresas, que consideran estratégicas para lograr el modelo productivo que “España” necesita. Pero, donde ponía impago de la deuda, ahora reza: “El objetivo no es no pagar la deuda”. “Podemos intentar promover en Europa y, especialmente, en el marco de los países periféricos, un proceso de reestructuración ordenada de deuda”.

Cito otras  renuncias a sus ideas nacientes como  la jubilación a los 60 años. El documento  redactado por los economistas establece los 65 años como edad de retiro.

El derecho a "una renta básica para todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo" también fue, junto a la auditoría, eje de la nueva formación. El programa instituía que dicha renta debía ser "como mínimo, del valor correspondiente al umbral de la pobreza con el fin de posibilitar un nivel de vida digno". Ahora nos encontramos con los matices a esta iniciativa, al establecer que en ningún caso será universal.

Actualmente, la idea esbozada en el documento no menciona la renta básica y alude a una renta mínimagarantizada. Esto es, a una prestación que cobre todo el mundo que por determinadas circunstancias no haya podido conseguir ingresos dignos.

De la  "recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía: telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo, mediante la adquisición pública de una parte de los mismos, que garantice una participación mayoritaria pública en sus consejos de administración y/o creación de empresas estatales que suministren estos servicios de forma universal", han pasado a nuevas enunciaciones, señalando que es demasiado pronto para plantearse la necesidad de nacionalizar o "desprivatizar" alguna compañía “española”.

Otra de las desapariciones importantes que se consignan en el documento de Podemos se encuentra en los temas relacionados con el ámbito laboral. La prohibición de los despidos en empresas con beneficios y la supresión de las empresas de trabajo temporal, se han evaporado por completo del nuevo manuscrito económico de Podemos.

Los economistas de confianza de Podemos, están mucho más próximos a las  medidas neokeynesianas de desarrollo económico, mediante políticas de inversión pública, que a la economía del decrecimiento, avalada en un principio por los promotores de la formación. Hay quien afirma que  Vicenç Navarro y Juan Torres López, que ficharon el pasado mes de septiembre para elaborar el programa económico con el que Podemos se presentará a las elecciones generales, aborrecen el utopismo del decrecimiento y abrazan el posibilismo del desarrollo. En definitiva,  lo que cualquier formación socialdemócrata hubiese firmado hace años.

No es mi intención convertirme en un azote más para este partido. Sí he considerado pertinente reflejar lo que realmente hay detrás, sin espejismos.  Diré que, en su conjunto, el programa económico de Podemos ni es el peor  ni el que menos sentido tiene de todos los presentados en las últimas décadas por gentes de la izquierda moderada. Aunque también es cierto que no aporta nada y, en muchos casos, es un claro retroceso con relación a las medidas y propuestas promovidas por  los sindicatos ELA y LAB u otros agentes sociales de nuestro entorno.

Sinceramente, no creo que los viejos camaradas de la ORT, de la LKI o el EMK, ahora significándose en tendencias de Podemos, vayan a aportar invenciones que contribuyan de manera especial a cambios favorecedores. Habida cuenta de que las contribuciones hechas  no rebasan  en nada las propuestas de la mayoría sindical vasca y ni siquiera contemplan un marco vasco de relaciones laborales, ni realidades jurídico-administrativas propias,  habría que cuestionarse si  hay dejarse tentar por la pasividad y la  vida contemplativa aristotélica o marcar el territorio, señalando quién es cada cual.

Recherche