Laura Berro e Irene Otal
Concejala delegada del Área de Igualdad y LGTBI del Ayuntamiento de Pamplona/Iruña y miembro de Aranzadi – Pamplona-Iruñea en Común, y miembro de Aranzadi – Pamplona/Iruña en Común y de PODEMOS Ahal Dugu – Nafarroa

Medallas de oro de Navarra para los varones de clase media alta ¿Y las mujeres?

Venimos observando con preocupación cómo de forma sistemática acaban siendo escogidas como premiadas ciertas personas que comparten un mismo perfil: varones pertenecientes a la clase media o alta navarra.

El pasado 31 de octubre el Gobierno de Navarra aprobó un decreto foral concediendo la Medalla de Oro de Navarra, a título póstumo, a los historiadores Arturo Campión, Hermilio de Olóriz y Julio Altadill, «por su aportación a la historia, la cultura y la identidad de la Comunidad Foral» y por ser los artífices, a comienzos del siglo XX, del diseño de la actual bandera de Navarra.
Es bien conocido cómo esta decisión ha logrado desatar un intenso enfrentamiento entre las diversas fuerzas políticas en torno a la conveniencia o no de otorgar semejante premio al historiador navarro Arturo Campión, debido principalmente a su supuesto apoyo al golpe franquista del año 1936.

Al margen de la propia opinión política que cada grupo legítimamente mantenga sobre la postura que esta persona adoptó al comienzo de la guerra civil, creemos que la verdadera importancia de la cuestión que tratamos trasciende de estas consideraciones y radica en el sustrato mismo de la configuración de estos premios y medallas. En efecto, centrar la polémica exclusivamente en el debate acerca de si esta persona en particular es merecedora o no de este reconocimiento público por su supuesto apoyo al bando nacional impide y obstaculiza realizar el análisis exhaustivo que, en nuestra opinión, merece la concesión de este y otros premios por parte del Gobierno de Navarra y otras instituciones forales.

Venimos observando con preocupación cómo de forma sistemática acaban siendo escogidas como premiadas ciertas personas que comparten un mismo perfil: varones pertenecientes a la clase media o alta navarra. Nosotras consideramos inaceptable que las personas premiadas sean siempre quienes, gracias a su posición social, tuvieron la oportunidad de que su labor alcanzara en el pasado la suficiente visibilidad pública, lo cual les permite hoy ser recordadas y premiadas. Creemos en la conveniencia de considerar a otras personas que con un trabajo no menos importante –aunque sí menos reconocido– contribuyeron al verdadero desarrollo de la sociedad navarra, como ocurre con muchas mujeres de toda clase y condición de todas las ciudades y municipios de nuestra Comunidad foral. Por todo lo anterior creemos urgente hacer una revisión profunda de estas figuras, de modo que podamos denunciar los fortísimos sesgos de clase y género que los definen en gran medida.

De igual forma, no podemos sino cuestionar la facultad de la que goza el Gobierno de Navarra para otorgar de forma unilateral estos galardones. Creemos que tanto en la proposición de candidaturas como en su elección es la ciudadanía de nuestra Comunidad la que debería tener el protagonismo y erigirse como figura deliberante y decisiva, convirtiéndose la autoridad foral en mera ratificadora de una decisión democráticamente alcanzada.

En definitiva, y sin ánimo de desmerecer la férrea defensa que cada fuerza política viene haciendo de su postura una vez desencadenado el mencionado conflicto, creemos que éste ha carecido del necesario debate a la hora de abordar la problemática de fondo, y que no puede seguir siendo obviada por más tiempo. Entendemos urgente que, para su próxima edición, el Gobierno de Navarra se comprometa a realizar una profunda revisión no sólo de esta "Medalla de Oro de Navarra" sino también de otros galardones similares, de modo que logre garantizar en todo caso la introducción de criterios de género y, además, permita el empoderamiento de la ciudadanía y su participación en semejante decisión.

Estos premios se conceden en nombre de toda la ciudadanía navarra, y las consideraciones ideológicas y sociales de las que están impregnados quedan fuera de toda duda. Que las instituciones navarras sigan otorgándolos, discrecionalidad mediante, a un perfil meramente masculino y de una determinada clase social – clase media alta – muestra públicamente el escaso compromiso de ciertas instituciones en la lucha por una sociedad más igualitaria y libre de los privilegios del heteropatriarcado. Ojalá aprendamos la lección.

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