Eva García Balaguer
Directora General de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio

¿Por qué un Plan Integral de Residuos para Navarra?

Más allá del cumplimiento de la legalidad, la realidad es que hoy día la generación y gestión de los desechos que producimos es uno de los grandes retos ambientales a nivel global, intrínsecamente relacionado con los cambios de habitabilidad de nuestro planeta (emisiones a la atmósfera y contaminantes del suelo y agua).

El modelo de desarrollo predominante ha incrementado de manera alarmante la huella ecológica que la humanidad deja en nuestro planeta (indicador que pone en relación nuestro nivel de consumo con la biocapacidad de la tierra). Con la industrialización y los procesos de intensificación productiva el incremento de nuestros residuos resulta proporcional al aumento del consumo. Sin duda, esta parte resultante de nuestra actividad ha sido obviada al plantear nuestro modelo de desarrollo.

Por ello, y en primer lugar, un Plan de Residuos debe plantear la colaboración de la ciudadanía y de las empresas a la hora de reducir la producción de residuos, para pasar luego a plantear medidas que incrementen al máximo la reutilización y el reciclaje, de manera que podamos recuperar materias primas y reintroducirlas en los procesos productivos. El esfuerzo final será para eliminar los residuos que no se pueden reciclar, es decir, imposibles de reincorporar nuevamente al proceso productivo, lo que llamamos eliminación de la «fracción resto». Esta parte, la más problemática, la intentaremos realizar en las mejores condiciones posibles para el medio ambiente.

Navarra lleva ya un tiempo incumpliendo las directrices europeas en materia de residuos, tanto por la falta de un plan de acción como por no alcanzar los objetivos previamente establecidos por Bruselas. Es por ello que este nuevo Gobierno, desde el Departamento de Desarrollo Rural, Medioambiente y Administración Local, y contando con la colaboración de todas las administraciones competentes y la ciudadanía organizada, esté abordando la elaboración de un nuevo Plan de Gestión Integral de Residuos (PGRIN).

Para esta nueva etapa, la Dirección de Medio Ambiente ha marcado unos objetivos en línea con las exigencias y orientaciones de las políticas europeas, tomando en cuenta los conceptos de económica circular y de cambio climático; y ha planteado las claves para conseguir una adecuada gestión a partir de los errores y disfunciones del sistema actual. La conclusión es clara: no podemos seguir enterrando residuos sin tratamiento previo.

Es competencia del Gobierno de Navarra determinar las directrices que marquen el camino en una materia tan sensible y manipulable, pero su implantación y ejecución está en manos de las entidades locales competentes en la materia, que suelen ejecutarla a través de sus mancomunidades, así como también lo está en manos de todos los ciudadanos y ciudadanas navarras que podemos aportar nuestro grano de arena para ayudar a frenar una dinámica que supone una amenaza mundial. El PGRIN es un documento técnico, que debe estudiar todas las posibilidades en materia de reciclaje y eliminación de residuos y establecer prioridades de actuación. Con el compromiso de que todas las instituciones implicadas trabajarán después por llevarlo a cabo.

Durante 2016 vamos a definir este Plan partiendo de un documento abierto, donde cabe contrastar y aportar alternativas que encajen y den solidez a la consecución de los objetivos plateados. La definición de sistemas y ubicaciones corresponderá luego a los ayuntamientos y sus mancomunidades. El plan de participación está ya en marcha. Resolver el problema de los residuos lo más cerca posible de los puntos productores, coordinar a las entidades responsables, compartir y optimizar infraestructuras, la separación y transformación de la materia orgánica a través del compostaje, la selección de otros materiales que hoy en día no reciclamos… son aspectos clave a definir y organizar en el proceso. Se trata de conseguir que la fracción a eliminar sea la mínima y plantear si, de forma limitada, cabe su valoración energética (como combustible), o si no hay otra opción más allá de derivarla a vertedero.

Los vertederos más importantes de Navarra tienen fecha de caducidad en pocos años. Hay que optar entre su ampliación o la búsqueda de nuevas localizaciones, sabiendo que, si rebajamos la cantidad de «fracción resto», la demanda de uso de vertedero será cada vez menor. En lo que se refiere al área de Pamplona, evidentemente los Ayuntamientos de la MCP deben plantearse dónde y cómo quieren verter sus residuos sólidos en el futuro, sabiendo que el convenio sobre el vertedero de Góngora concluye en 2022.

El debate está sobre la mesa, pero sin duda debemos encontrar una vía que evite el enconamiento de las posiciones. Como responsables públicos debemos encontrar la solución más factible y conseguir una gestión transparente, ordenada y colaborativa de la ciudadanía para avanzar en lo principal: la reducción de la generación de residuos, convertir estos en recursos de interés para nuestro territorio y favorecer comportamientos responsables y solidarios de todas las partes.

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