Iñigo Muerza Erroz
Miembro de Podemos Navarra - Nafarroa Ahal Dugu

Vieja nueva política

Cuando Podemos apareció en la escena política lo hizo aportando principalmente dos cosas: voluntad real de querer gobernar y regeneración de la práctica política a través de instrumentos de democracia interna como las primarias, la rendición de cuentas y la revocación de los cargos.

El primero de los instrumentos se ha convertido en un verdadero revulsivo dentro de la dinámica habitual de los partidos políticos en nuestro país y ha tenido que ser asumido en mayor o menor grado, con mayor o menor honestidad, por buena parte de los principales partidos políticos. Esto en principio es una buena noticia, nos conduce a partidos en los cuales las estructuras de los mismos, los llamados comúnmente aparatos, ceden capacidad de decisión, poder e influencia a la militancia, o a unas bases tan amplias como se quiera establecer, tratando de evitar que en la organización predominen los intereses particulares o de una minoría frente a los del conjunto del colectivo.

Lamentablemente esta buena herramienta no acaba de ser completamente desarrollada como debería, precisamente por su enorme poder emancipatorio, y los diferentes partidos que las aplican de momento sólo se están atreviendo a explorar versiones más o menos edulcoradas de este concepto. En el caso de Podemos estos días tenemos un ejemplo claro con la inclusión de independientes en las listas para las elecciones del 26J. Estas figuras, denominadas muy eufemísticamente por el partido como «fichajes de la sociedad civil» no son otra cosa sino personas puestas a dedo para depurar o corregir los resultados finales de sus procesos de primarias y vienen a suponer una notable contradicción con todo el discurso de regeneración democrática y de nuevas maneras de hacer política tan defendido desde sus inicios. La manera de introducirlas no deja de ser igualmente contradictoria, esta se sustenta en el consentimiento que para ello han dado los miembros inscritos en Podemos en las sucesivas consultas celebradas a lo largo del año para confluencias y pactos mediante la aprobación de unas preguntas que contenían, dentro de un texto farragoso, la posibilidad más o menos velada de que la dirección del partido hiciese con las listas lo que estimase oportuno. Contradictorio a más no poder porque son unas prácticas que te las puedes encontrar en un banco cuando te cuela una cláusula abusiva de soslayo pero que no te las esperas en un proyecto que sale a la calle constantemente al grito de «¡Sí se puede!»

Esta limitación de los sistemas de participación y democracia interna adquieren una dimensión aun más sangrante en el caso de Navarra en los que se utilizan ya no sólo con el muy discutible fin político, o posibilista, de llevar la mejor gente disponible a las instituciones (independientemente de lo que hayan dicho las bases) sino como instrumentos perversos al servicio de luchas internas o personales. Es el caso en concreto del resultado final de la lista al Senado por Navarra de Unidos Podemos en la que la Secretaría General de Podemos en Navarra, llevada por un fuerte enfrentamiento personal con quien escribe estas líneas, ha removido Roma con Santiago para que un servidor, que era el candidato actual más votado por los miembros de Podemos Ahal Dugu para el Senado, quede fuera de toda competición. De poco sirve el apoyo mostrado a la actual SG cuando ésta se automarginaba en IU, partido en el militábamos ambas con anterioridad; de poco también todo el trabajo realizado dentro de Podemos en estos dos años; la mediación constante en las luchas cainitas y las fracciones surgidas; la ayuda facilitada a todo compañero o compañera que lo solicitase. Todo ello ha quedado ensombrecido por una explosión de indignación y rabia ante las manipulaciones e injusticias caídas sobre una compañera que trabajaba para la organización en Navarra y hacia el intento de reproducir las mismas manipulaciones e injusticias sobre otro compañero liberado por el Grupo Parlamentario. Indignación y rabia inflamadas por el despotismo ramplante y por las actitudes excluyentes que están destrozando el partido internamente en Navarra. Indignación y rabia imposible de contener ante los candidatos y candidatas apartados, trabajadoras despedidas o parlamentarias acosadas.

Nos engañamos a nosotras mismas si nos creemos que desarrollando estructuras basadas en las lealtades personales y en las servidumbres y retorciendo la decisión de quienes tenemos abajo para llevar a las instituciones a quienes son puestos en base a dichos parámetros vamos a cambiar algo. Llegamos ya viejas, llegamos ya pidiendo el relevo.

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