José Luis Úriz Iglesias
Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE

Violencia contra la mujer

Resulta desolador para quienes pertenecemos a la generación que luchó contra el franquismo, observar como toda la lucha que se desarrolló a finales de los 70 y 80 a favor de la igualdad de derechos, que concienciaba al hombre evitando viera a la mujer como un objeto de posesión, se ha visto quebrada en los últimos años, quizás por una relajación en la educación de origen, en especial en las propias familias.

Vivimos un momento de la historia de la humanidad especialmente negro. Hay quien como mi desaparecido amigo Enrique Curiel definió y lo hizo hace seis años, como que estábamos entrando en una segunda Edad Media. Es probable y si lo hubiera analizado desde el momento actual confirmaría su diagnóstico.

El drama, el dolor, la angustia, la injusticia, la violencia aparecen en cada esquina y tiene diferentes maneras de manifestarse. Desahucios, paro, pobreza, malnutrición infantil, aunque en los últimos tiempos quizás la que debiera acaparar la mayor parte de las portadas, de los informativos, de los análisis y comentarios, si no fuera por la madre de todos los problemas: el conflicto de Catalunya, sea la violencia sobre la mujer.

Un drama que parece irresoluble hasta este momento esa violencia sobre la mujer, mal llamada de género, porque género induce a pensar que también se produce sobre el hombre cuando el 99% de casos es de este hacia la mujer.

Aunque a veces diera la impresión que solo desde el punto de vista informativo para a continuación apartar inmediatamente nuestra mirada. Sólo cuando se acerca este mes el Día Internacional contra la violencia sobre la mujer viene a la primera plana de la actualidad.

Resulta desolador para quienes pertenecemos a la generación que luchó contra el franquismo, observar como toda la lucha que se desarrolló a finales de los 70 y 80 a favor de la igualdad de derechos, que concienciaba al hombre evitando viera a la mujer como un objeto de posesión, se ha visto quebrada en los últimos años, quizás por una relajación en la educación de origen, en especial en las propias familias.

Ver a los y las jóvenes de ahora volver a los principios de antes de nuestra democracia lo que provoca esta plaga de violencia, produce preocupación y un cierto desánimo.

¿Cómo es posible que después del recorrido realizado los y las jóvenes actuales sean más machistas que nuestra generación? ¿Qué está fallando para que eso ocurra? ¿Qué pasaría si en un año se siguieran produciendo 70 asesinatos a manos de ETA de ellos, 10 niños y niñas? Responder a estas preguntas, abrir un debate social y político sobre ellas debiera dar lugar a medidas eficaces para evitarla.

No basta con las campañas, la indignación o la solidaridad con las víctimas, la solución, como en el caso de la inmigración, está en origen. En las familias que deben procurar inculcar valores de igualdad y respeto, de intransigencia con cualquier síntoma de falta de ellas, de medidas sólidas de educación en el seno de esas mismas familias.

Con ETA se acabó cuando la campaña contra su violencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la presión judicial y la colaboración internacional se vieron acompañadas por un trabajo eficaz en la base social que la apoyaba, o sea en el lugar de donde nace el problema. En este debiera ocurrir lo mismo.

Acabaré con un poema dedicado a este tema.

LLANTO POR MARISELA ESCOBAR

Esta vez
el metro y la rima se me niegan,
la imagen y metáfora se eclipsan
ante tanta injusticia e ignominia.

No hay un paño que limpie tanta sangre,
no hay un mar que contenga tanto llanto,
nadie hay que calme el desconsuelo,
ni milagro que alumbre en este caos.

Esta es la visión de los vencidos,
que una nueva conquista hemos sufrido,
ha triunfado la corrupción e impunidad.

Hoy mi Patria se quiebra y desmorona,
su gloria es la transa y la maldad,
sus aguas son fango salitroso
y nuestro alimento rastrojo sin sabor.

Me dueles hasta el alma ¡Patria mía!
La que un día fuiste doncella casta,
raptada por Velarde, por Pellicer cantada,
hoy, cual doliente fantasma, desgreñada
gimes por tus hijas, impunemente masacradas.
Patria, vendida, violada y traicionada.

Estamos todos en un foso infinito,
en soledad perdidos en negro laberinto
y no hay estrella que nos señale la salida,
ni Dios que se apiade de este cruel destino.

Pues nuestra voz no llega a las altas curules
donde en juego de azar nuestro país se apuesta
y siempre dados cargados se arrojan a la mesa.

Nuestra voz no la escuchan los altos magistrados,
aquellos judas negros con togas disfrazados
que danzan al compás del oro al tintinear
y en su pérfida alquimia convierten al Derecho
en cruento carnaval, negocio personal;
donde es tan gran pecado el reclamar Justicia,
que irremisiblemente se paga con la vida.

Y ante tanto crimen, tanta negrura,
te elevas tú, Marisela, madre huérfana de hija,
sobre este erial de desventura
como cactus enhiesto en el desierto,
con tu nombre de mar y de amargura.

Emisaria de todas esas madres que,
buscando a sus hijas, desoladas,
sólo encuentran un puñado de huesos
calcinados por el sol, por la lluvia y el olvido.

Marisela, madre despojada
de la hija, la clemencia y la justicia.
¿Cómo enjugar tu llanto peregrino?
¿Cómo enjugar tu sangre derramada
en sacrificio inútil, impune, inicuo?

Zaida Cristina

LOS HECHOS

En agosto de 2008 fue asesinada la joven Ruby Marisol Frayre a manos de su pareja, Sergio Barrasa, quien después de mutilar el cuerpo lo arroja a una zanja.

Los hermanos y madre de la víctima, Marisela Escobar, después de una acuciosa búsqueda, localizan al asesino y dan parte a la justicia. Tras un juicio rápido, Sergio Barrasa confiesa su crimen, pero los jueces liberan al criminal.

La madre de la víctima, Marisela Escobar, organiza un movimiento cívico exigiendo justicia y recorre las calles por varias ciudades. Luego establece un campamento frente al Palacio del Gobierno de la capital del estado de Chihuahua; en el noveno día de su plantón Marisela es asesinada a la luz del día y a las puertas del Palacio de Gobierno. Días más tarde el comercio de la familia de Marisela es incendiado.

Durante 2015 fueron denunciados 1.368 feminicidios en el territorio mexicano. ¿Cuántos de ellos han sido castigados?

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