Enrique Vivanco Fontquerni

Conciliación familiar

Los fallecidos en Niza resultado de un crimen perpetrado en una sociedad imaginada en que las equivalencias son inexistentes como es el caso de las reacciones suscitadas días antes por la explosión intencionada de un camión en Bagdad, en que los rituales políticos brillaron por su ausencia, en cambio los mediáticos fueron los habituales, en que el mensaje subliminal era: unos cuantos muertos más, sin edades, ni nombres, ni apellidos. El eufemismo campa en todo su esplendor en una sociedad hipócrita hasta el infinito. Se habla del derecho de la conciliación familiar y el trabajo, cuando la precariedad en espacio y tiempo están dictaminadas por las necesidades supuestas de un beneficio concreto. El ocio conductista en la que se está incrustado, en que su valor principal no es el descanso, sino el consumo perpetuo, hace que padres de familia lleven a sus bebés a unas actividades para adultos. En estos momentos se está construyendo futuros insomnios, depresiones y ansiedades, ya que el ser humano necesita desde un inicio una progresión conforme a su biología y no en función de una rentabilidad emocional para mayores de edad. Esta mirada antropológica no es una recriminación concreta, sino una necesaria reflexión de una sociedad que nos lleva al precipicio por unos intereses mezquinos e inoperantes, para poder construir una vida sana y digna.

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