Javier Orcajada Del Castillo

Europa: juego macabro con los emigrantes

Los más ingenuos confiaban en que la UE reaccionara con energía y humanismo ante la tragedia de los perseguidos en Siria. La población civil europea se rebela, pues aun no se han enterado de que la UE es exclusivamente un zoco de mercaderías y de cambistas para enriquecerse, banqueros y grandes multinacionales y que los principios humanitarios ni se contemplan en los sucesivos tratados firmados por los estados miembro. La ciudadanía está consternada ante tanta tragedia al ver la inoperatividad de estados y autoridades de Bruselas.

Además del desprecio que han dispensado al flujo de seres humanos que huyen, han perdido el tiempo en infinidad de reuniones inútiles, asambleas, cumbres de ministros, jefes de estado y expertos, sin ningún objetivo. Al final deciden admitir 160 000 emigrantes en el plazo de este año y en el próximo. Los ejecutivos, además de cínicos, ocultan que en tránsito y sin rumbo por toda Europa hay 400.000 personas: niños, ancianos, mujeres que tienen que cargar con su prole, sin saber qué será de ellos al día siguiente: sin recursos, acosados por policías sin conciencia. Además, se estima que para final del año en curso entraran en Europa más de un millón de nuevos emigrantes. O sea, por si no se entiende: Bruselas admitirá un 10% de huidos, quedando el resto desperdigados por los caminos, estaciones, vías y campos de la ejemplar Europa. Con el agravante de estar en las puestas del invierno y el frío y los meteoros son un factor más de la tragedia.

El humanismo tradicional europeo tiene como respuesta el rechazo de varios países del Este a recibir ni un solo emigrante. Esta es la Europa de los pueblos que en su historia ha sufrido movimientos de masas a causa de guerras desde siglos, dilapidando sus riquezas en armamento y que han sido los protagonistas de corrientes de emigración masiva hacia América u Oceanía expoliando a los países que les acogieron, apropiándose de sus recursos naturales, sin que los nativos se aprovechen de lo que les pertenece.

Por eso, deberíamos mostrar nuestra más enérgica protesta ante los dirigentes europeos que ahora quieren mostrar una cínica faceta humanista, cuando en realidad son ratas que se aprovechan de todo y que huyen los primeros si no hay beneficios.

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