Pako Rey Beaumont | Iruñea

Las campañas solidarias

Hablando el otro día con un amigo que lleva mas de 30 años viviendo en una ciudad centroeuropea y que viene a visitar a su familia todas las navidades, me comentaba su extrañeza sobre un artículo que había leído sobre la recogida de tapones de plástico para no se qué acción solidaria.

Me comentó que había oido en una tienda de aquí de Iruñea, cómo unas mujeres hablaban muy motivadas sobre la necesisdad de guardar dichos tapones, ya que luego una empresa los recogía y pagaba no sé cuanto dinero con el cual luego se costeaban los gastos de operaciones de niños cuyos padres no tenían recursos para pagar esos gastos quirúrgicos.

Yo le comenté que no estaba muy puesto en ese tema, aunque algo había oído también y que acciones de este tipo eran frecuentes aquí, y le puse como ejemplo el banco de alimentos, el cual en estas fechas sin ir mas lejos ha recogido solo en Navarra mas de 1.000 kilos de comida para familias económicamente maltrechas o el comedor solidario París 365 o los diferentes puntos estratégicos de recogida de ropa usada para uso de gente mas necesitada.

Le puse como ejemplo las campañas televisivas que anualmente se suelen hacer para recaudar dinero mediante 24 maratonianas horas en las cuales la gente va llamando por teléfono y aportando sus donativos para luego destinarlos al estudio de una determinada enfermedad o la ayuda de un determinado colectivo.

Al final me dijo que le resultaba curiosa la generosidad desinteresada de la gente, pero me preguntó a ver por qué no se encargaba la adminstración de cubrir unos gastos que para él a todas luces eran de su competencia.

La verdad es que el costear una operación de un hijo tuyo, los gastos para el estudio de una determinada enfermedad, un plato de sopa caliente para gente sin recursos, un techo para los indigentes, las sillas de ruedas o muletas para personas enfermas y muchas más necesidades comunes de las cuales nos hacemos cargo con la gente solidaria deberían correr a cargo de ayuntamientos diputaciones o gobiernos, pero la verdad es que cuando él me dijo que en su país eso nunca se dejaría en manos de la solidaridad desinteresada me dejó sin argumentos.

Lo malo del caso no fue el no saber contestar al porqué no se hacían cargo las administraciones de dichos gastos, lo malo vino cuando me preguntó a ver por qué, si no había dinero para casos de primera necesidad, sí lo había para pagar macro obras como el pabellón Reyno de Navarra Arena, el circuíto de Los Arcos, el TAV ( tren de alta de velocidad), el inacabable Museo de los Sanfemines, los proyectos de Salesianos o Donapea, en fín al final casi terminamos riñendo, y eso que no se ha enterado del último culebrón Cervera - CAN, mas vale que viene solo por Navidades y espero que para las siguientes le pueda demostrar que ya nos habíamos percatado del tema y por eso hemos decidido cambiar de mandatarios y gobernantes en Navarra. No hay pan para tanto chorizo.

Si se puede.

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