Enric Vivanco Fontquerni

Los tapados

Hay tres voluntades respecto a la construcción de la república catalana. Los continuistas de la reforma franquista, que cumple con los mínimos de una democracia validada a escala internacional. Los que quieren construir una nueva identidad política, asumiendo su responsabilidad. Y por último los que tanto les da. Respecto a la insistente validación internacional, se puede considerar de muy poco valor ético, ya que las relaciones a escala planetaria, son y han sido siempre de vergüenza ajena. Hay humanos que piensan que prefieren equivocarse con sus ideas, que acertar con la de los tiranos. Los pusilánimes efectivamente prefieren no tener libertad para no enfrentarse a la responsabilidad de su decisión. Esta mentalidad tan extendida y arropada por los espabilados de turno, es como una mancha de aceite que siempre encuentra argumentos, porque los mismos existen. La pregunta adecuada puede ser, ¿los seres humanos han podido organizarse sin superar la violencia física o judicial, con el posterior robo de bienes? Hasta el momento casi nunca. En Europa ha habido algún caso, pero todos los Estados importantes se han cimentado a través de los cementerios. Lo que ocurre en el Principado es un hecho insólito por su extensión y perseverancia. Tener la voluntad para dejar la tutoría del Estado central, no es considerarse ni mejor ni peor, es algo tan humano como aceptar la responsabilidad para poderse organizar, en lo social, lo político, lo económico, y lo cultural. El fin no consiste en una competición si se hace mejor o peor, sino que forma parte de uno de los valores más intensamente humanos, que no es otro que la libertad para poderse equivocar y posteriormente rectificar, no existe ningún otro camino para acercarse a la deseada perfección. Rechazar lo que la mayoría decida, e imponer con argumentos falaces, para evitar lo que las urnas decidan, es despreciar la voluntad de la mayoría, y de esta forma considerarse superior al resto. De todas formas hay un hecho muy relevante que se pasa de puntitas, que no es otro que la Sra. Colau aspira con toda legitimidad a ser la futura presidenta del Gobierno de España. Su cálculo tiene el mismo recorrido de cómo se afianzó la Monarquía, autosalvándose ella misma. Su objetivo es auxiliar a la irredenta Catalunya, de los malos pensamientos de los que pretenden que sea autosuficiente, para neutralizarlo con argumentos de una reforma del Estado, que ya están preparando los socialistas, y propagar el espejismo de la solidaridad, muy al estilo de una izquierda que externaliza los costes a las clases medias, sin el menor inconveniente. Con esta actuación que pretende neutralizar a los descarriados del independentismo, que no son otra cosa que radicales rabiosos, la alcaldesa Jeanne d´Arc, será recompensada, al haber demostrado una actitud tan valiente y heroica, en beneficio de la Monarquía, que inmediatamente los demócratas españoles la votarán con toda esplendidez, para que ella sea la primera presidenta que ha sido previamente okupa. Por fin España se convertirá en el espejo del mundo cosmopolita. En fin, este es su pensamiento, y para ello no escatimará ningún esfuerzo.

Atentamente,

Enric Vivanco Fontquerni
   


   

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