Iñaki San Sebastián

Paraíso e infierno en el mar

Recientemente ha hecho escala en Getxo una deslumbrante ciudad flotante: el Anthem of de Seas. Un enorme transatlántico, capaz de albergar a más de cuatro mil pasajeros.  Una maravilla con toda clase de adelantos tecnológicos y una oferta de atracciones que te dejan boquiabierto. Tanto si lo ves en fotografía, desde el muelle o visitando su interior, tienes la sensación de sumergirte en una película de ciencia ficción. Una especie de paraíso en el mar, realmente impresionante.

En brutal contraste con tan magnífico espectáculo, en los mismos mares surcados por tan suntuosas moles marinas, nos encontramos con realidades completamente distintas. Me refiero a los barcos-patera, de los más diversos tamaños, que en lugar de transportar turistas de lujo, trasiegan con seres humanos desheredados de fortuna. Por ejemplo, estos días hemos vivido, de un modo u otro, el episodio del naufragio de uno de ellos con un desenlace catastrófico. Se habla de unas setecientas víctimas y muchas ellas tuvieron una muerte angustiosa. Al parecer viajaban encerradas en la bodega y allí se quedaron. Un verdadero infierno en el mar.

La enormes desigualdad entre unas personas y otras, pertenecientes a una misma Humanidad y en teoría con los mismos derechos, le dejan a uno muy mal cuerpo. Impotencia, sensación de culpabilidad, ganas de gritar contra la escandalosa corruptela que campa a sus anchas por paraísos fiscales... La Europa opulenta no puede cerrar los ojos a la sangrante realidad que se está viviendo en su orilla mediterránea. ¿Qué hacen los pensadores a sueldo de su fastuoso Parlamento? En pleno siglo XXI, con un poco más de solidaridad, seguro que se podrían ir encontrando soluciones a este inasumible drama.

Recherche