Javier Orcajada Del Castillo

Por fin la ‘armada’ española se mueve

Rajoy ha decidido cambiar de táctica con Catalunya y pasar del ‘wat & see’ que le ha caracterizado a insinuar que el 155 está vigente y que no le temblará el pulso en aplicarlo para defender la unidad de España. Antes ha abonado el ambiente con la armada mediática servida por los periodistas del pesebre. Con la siempre eficaz dialéctica del ministro Fernández Díaz insultando al nacionalismo catalán, y el enigmático de Justicia, curiosamente apellidado Catalán, que es quien dirige a los jueces. Ante argumentos tan profundos desde Madrid, los catalanes se interrogan si les merece la pena salir de España, pues saben que si se marchan se empobrecerán y que no podrían pagar las pensiones.

Como parece que Rajoy desconoce la historia de España, quizá habría que recordarle que la República suspendió la autonomía catalana en octubre del 34 porque Companys proclamó el Estado Catalán, causándose muchos muertos porque el Ejército, con su habitual psicología militar, al mando del General Batet ‘pacificó’ Barcelona.

A la altura que ha llegado el enfrentamiento lo de menos serán los recursos al Constitucional, al Supremo o los discursos pacificadores y tranquilizantes de Rajoy que son premonitorios, pues si inútil es guardar silencio como es en él habitual, y evitar coger el toro por los cuernos, peor es cuando, guiñando el ojo derecho en señal de nerviosismo y de inseguridad, ruega y suplica a la población que no pierda la tranquilidad, aunque él no sepa qué hacer, a la espera que el paso del tiempo sea la solución.

En realidad cualquier medida que se adopte que no sea el diálogo franco desembocará en un fracaso y las consecuencias se verán el 27 S. Ahora involucran al rey que no tiene vela en este entierro y le hacen pasar por el papelón que no sabe interpretar. Conviene vigilar de cerca a Pablo Iglesias que esta experimentando una metamorfosis consecuencia de la necesaria adaptación que le obligan las expectativas si logra la presidencia del gobierno en las próximas generales. Era inevitable: la izquierda española es más nacionalista y constitucionalista que la denostada derecha que ha dado muestras de su capacidad de embarrar las instituciones y la vida del país con la mayoría absoluta que ostenta.

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