Mauricio Rodriguez-Gastaminza Suarez | Historiador

Si fuera catalán, votaría «Sí» el 1 de octubre

Si fuera catalán, votaría sí el 1 de octubre. Sin embargo, como futura configuración del Estado español, estoy a favor de una confederación de repúblicas constituyentes.

Los caminos para construir una sociedad justa, igualitaria y plenamente democrática, a veces son intrincados y aparentemente contradictorios, por eso la militancia marxista y revolucionaria debe adoptar las tácticas más diversas para conseguirlo.

Hoy por hoy, el bloque oligárquico, monárquico y postfranquista que conforma el Régimen del 78, mantiene una firmeza, avalado por la situación internacional, que hace muy difícil, pero no imposible, su derribo a corto plazo. Lo único que puede desestabilizarlo y romperlo en pedazos, son los procesos soberanistas periféricos, concretamente, el futuro referéndum y desconexión de Catalunya con el resto del Estado.

Desde Euskal Herria, observamos con solidaridad y sana envidia, todo el proceso catalán, sabiendo de las enormes dificultades que tendrá que superar por parte del gobierno de Madrid, que estará dispuesto a todo para impedirlo. Es por eso que el pueblo de Catalunya necesitará de todo nuestro apoyo, primero por solidaridad democrática, pero también por egoísmo de nacionalidad, si el proceso catalan llega a buen puerto, se abrirían unas enormes expectativas en Euskal Herria para poder iniciar nuestro propio proceso de desconexión con el estado centralista.

Pero el pueblo catalán no sólo tendrá que luchar contra el actual gobierno de Madrid, también tendrá que enfrentarse a esas organizaciones que dicen representar a las clases trabajadoras y que sin embargo separan interesadamente entre clase y pueblo.

A todas esas organizaciones políticas que se reclaman de clase, les vendria bien leer a uno de los pensadores marxistas más preclaros que ha tenido el Estado español, concretamente Catalunya, durante el siglo XX, Andreu Nin y sus escritos sobre la República Catalana.

En territorios más pequeños es más fácil revertir la actual correlación de fuerzas en beneficio de una izquierda emancipadora, ya que la derecha autóctona se encontraría huéfana de sus tradicianales aliados y paraguas estatales.

Apostar por una táctica independentista para un periodo de cambio democrático radical, no implica necesariamente sumarse a una ideología nacionalista de derecha, sino hacer uso de una herramienta para derribar a un estado centralista y oligárquico que explota y oprime a todas sus clases trabajadoras y populares.

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