28 años y 16 muertes reclaman hechos ya

El cruce de cartas entre los presos y presas vascas y la dirección del PNV contiene una parte sustancial, constructiva, de futuro, y otra de polémica recurrente, accesoria, que podría calificarse de pasado pero no lo es en la medida en que el alejamiento de los presos sigue suponiendo hoy una ruleta rusa para cientos de personas cada fin de semana. Quién, cómo y por qué impulsó esta lacra es un debate perenne, sobre el que, como ocurre con el resto de violencias, nunca habrá finalmente un relato único, sino un abanico de interpretaciones particulares que seguirá abierto después de que los presos sean repatriados e incluso cuando las cárceles se vacíen al fin. Lo trascendental hoy no es esa espiral de reproches mirando eternamente al pasado, sino cómo unir manos para tomar la llave que abre los cerrojos de esas prisiones y cierre definitivamente las consecuencias del conflicto.

En este sentido, el compromiso contraído ante los presos por el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, suena nuevo y positivo. Sin embargo, su sinceridad no se probará en las palabras, sino en los hechos. Porque hechos palmarios son los 28 años de castigo semanal ininterrumpido a decenas de miles de familiares y amigos; hechos son los 16 fallecidos por esta macabra práctica hasta Nati Junco en 2007; hecho es que la gran violencia política todavía existente hoy en Euskal Herria es la violencia carcelaria.

En el terreno de las meras intuiciones, parece probable que el PNV tenga cierto camino recorrido en Madrid antes de haber adoptado este compromiso. También conviene recordar que, pese a su inefable cerrazón y crueldad en este tema, el PP siempre ha dicho que la dispersión acabará cuando se produzca la disolución de ETA, un escenario que todo observador ve factible a no tardar. Así las cosas, el alejamiento de los presos vascos debe acabar ya, mucho mejor hoy que mañana, por principio humanitario básico y por pura inercia histórica. Ese día no ganará precisamente el PNV, ni siquiera EPPK, ganará la convivencia de un país entero cargado aún hoy con esta pesadísima mochila.

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