Gotzon ARANBURU
IRUÑEA

180 años de carlismo

El partido más antiguo de Europa y, probablemente, del mundo, se dispone a celebrar un nuevo congreso, en Lizarra. Hablamos del Partido Carlista, que no vive sus mejores momentos, pero vive, adaptado a los nuevos tiempos. Eso sí, sin ninguna intención de renunciar a sus principios.

La txapela carlista, en la sede de EKA en Iruñea. (Gotzon ARANBURU)
La txapela carlista, en la sede de EKA en Iruñea. (Gotzon ARANBURU)

Nada menos que 180 años. Son los que han transcurrido desde que naciera el carlismo, a consecuencia de una disputa dinástica en el trono español. Dos guerras (1833 y 1872) llevan el apellido «carlistas», y ambas se libraron en gran parte en Euskal Herria. Más tarde, en 1936, de nuevo las boinas rojas navarras y alavesas se echaron al monte, pero en aquella ocasión en apoyo de la insurrección franquista, protagonizando un sangriento enfrentamiento fraticida con republicanos y abertzales. Han pasado muchos años y el actual carlismo nada tiene que ver con el de aquellos tiempos dramáticos.

El viejo lema ‘Dios, Patria, Fueros, Rey’ se transformó tras el franquismo en ‘Libertad, Socialismo, Federalismo, Autogestión’, y tales siguen siendo los lemas de los carlistas cincuenta años después. En el camino, muchos militantes dejaron el partido, en su mayoría por no aceptar la nueva orientación, pero los que continuaron en la brecha no dudan hoy de que el cambio era necesario. O mejor que el cambio, la vuelta a los orígenes, pues sostienen que el carlismo decimonónico defendía a las capas populares, las más débiles económicamente.

El Partido Carlista de las Españas, que así se llama en la actualidad, celebra su XIII Congreso Federal en Lizarra este fin de semana. Hego Euskal Herria aportará el mayor número de delegados, pero también los habrá de Catalunya, Valencia, Madrid, Aragón, Andalucía, Galicia… En el caso de los carlistas vascos, se reúnen en EKA (Euskal Herriko Karlista Alderdia), formación que cuenta con cerca de 300 militantes en Hegoalde. «También el resto de nacionalidades –señala Jesús Mari Aragón, de Tutera, secretario general federal– cuentan con sus estructuras propias, como no podía ser de otra forma si nos proclamamos federalistas y autogestionarios».

La principal ponencia a discusión este fin de semana en Lizarra será la «Ideológica-Política», que se ha propuesto así: «Siete objetivos son irrenunciables: la difusión de una nueva ética social, el respeto y la realización efectiva de los derechos humanos, la revitalización de las identidades histórico culturales de los pueblos, la construcción de una Confederación a través del derecho a la autodeterminación, la apuesta por la solidaridad activa entre los pueblos, la defensa inequívoca de una concepción ecológica global, y la realización de una transformación social que desemboque en una sociedad socialista y autogestionaria».

El problema al que se enfrentan los carlistas del siglo XXI para sacar adelante sus propuestas radica en su debilidad como formación política. En los primeros años del post franquismo, liderados por Carlos Hugo de Borbón, alcanzaron una importante representación en las instituciones navarras, con Mariano Zufia como parlamentario y varios alcaldes en el herrialde, además de concejales en Gipuzkoa. Por ejemplo, el actual secretario federal de Relaciones, Feliciano Vélez, ha ostentado la alcaldía de Gares durante cuatro legislaturas, en las que se enorgullece de haber logrado que la inmensa mayoría de los acuerdos municipales se tomaran por unanimidad. Sin embargo, en la actualidad carecen de representación significativa.

«Los grandes partidos lo absorben todo y cada vez es más difícil hacerse un hueco. El problema no es solo que tu voz no se oiga en las instituciones, sino que tampoco tiene eco en los medios de comunicación. Antes teníamos ‘El Pensamiento Navarro’, que en la etapa de Javier María Pascual hizo un buena labor, pero ahora solo contamos con ‘El Federal’ y su difusión es limitada, claro» constata Feliciano. Por cierto, el ejemplar que nos regala trae textos en castellano, euskara y catalán.

Jesús Mari Aragón reivindica sin fisuras la figura de Carlos Hugo y Javier de Borbón, como artífices de la renovación del carlismo a finales del franquismo, y señala que sus enseñanzas siguen siendo la guía ideológica de los actuales militantes. «Ellos dejaron claro que el carlismo ya no se tenía que dedicar a defender sus derechos dinásticos, sino a ofrecer una alternativa progresista a la sociedad. Y en eso estamos, en la medida de nuestras fuerzas».

Tirar por este camino no le ha salido barato al carlismo: baste recordar los sucesos de Montejurra 1976, cuando carlistas de extrema derecha y ultras argentinos e italianos mataron a tiros a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos.