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Iruñea

¿Qué son las AFS de Eroski y Fagor?

Para entender la polémica suscitada por las Aportaciones Financieras Subordinadas (AFS) de Eroski y Fagor resulta imprescindible entender bien de qué tipo de productos hablamos y diferenciarlo de las participaciones preferentes de algunas entidades financieras, con las que se las ha confundido a menudo.

Eroski es una de las empresas que comercializó AFS. (Monika DEL VALLE/ARGAZKI PRESS)
Eroski es una de las empresas que comercializó AFS. (Monika DEL VALLE/ARGAZKI PRESS)

Las AFS son títulos de deuda corporativa que las cooperativas emiten para poder ampliar su capital –no pueden vender acciones–, una opción recogida por la Ley de Cooperativas de la CAV. Pero no hay que confundirlo con la participación social en una cooperativa: son títulos de deuda perpetua y subordinada –el emisor puede amortizarlas si quiere a partir del quinto año–. Entre los riesgos, cabe destacar el de impago –si la empresa emisora quebrase–. Además, el hecho de que sean subordinadas quiere decir que se sitúan detrás de los acreedores comunes, es decir, que los titulares de AFS serían de los últimos en cobrar en caso de dificultades.

Otro aspecto a tener en cuenta son los intereses que, a diferencia de las preferentes, no van ligados a la obtención de beneficios por parte del emisor, por lo que la rentabilidad queda relativamente garantizada –en el caso de Eroski y Fagor son unos intereses del Euribor más 2,5% al Euribor más 3,5%, dependiendo de la emisión–.

El papel de las entidades financieras empieza en la comercialización del producto –a diferencia de las preferentes, los títulos no son del propio banco, sino de la empresa emisora–. Esta comercialización está supervisada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y los títulos cotizan posteriormente en el mercado SEND, una plataforma de renta fija destinada a los inversores particulares –antes cotizaba en el mercado AIAF–. Es decir, para recuperar su dinero, un inversor debe vender sus títulos en el mercado. Igual que con las preferentes, antes de la crisis no había problema para venderlos –según aseguran desde Caja Laboral, hubo una sobredemanda–, pero a partir de 2008 empiezan las dificultades y ahora resulta muy complicado venderlas al mismo precio en que se compraron.

Las entidades comercializadoras ofrecen el producto a los clientes, en teoría a un público objetivo que conoce los riesgos que asume con dicha inversión. Aquí aparece otra similitud con las preferentes, ya que, según denuncian desde la asociación de afectados Kaltetuak, los títulos también se colocaron a personas sin ningún tipo de conocimiento financiero.

La Caja Laboral en la diana

Las pocas informaciones que han visto la luz sobre el tema han apuntado a Caja Laboral –ahora Laboral Kutxa– como principal responsable. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esta entidad financiera no fue la única en comercializar las AFS, ni siquiera es la que más títulos vendió.

Las AFS que centran la polémica son las emitidas por Eroski en el periodo 2002-2004 –360 millones de euros– y en 2007 –300 millones–, y las emitidas por Fagor en 2004 –60 millones– y en 2006 –125 millones–. En el caso de Eroski, la entidad directora de la colocación de las AFS fue primero el Santander –2002– y, posteriormente, el BBVA. Las de Fagor fueron dirigidas por el Santander.

De hecho, estas dos entidades fueron también las que más AFS colocaron a sus clientes: BBVA colocó el 44% de las aportaciones de Eroski y el Santander el 57% de las de Fagor. Caja Laboral fue la segunda entidad colocadora de bonos: 31% de Eroski y 19% de Fagor, aunque desde la entidad alegan que el porcentaje es menor si se deja al margen a los socios cooperativistas, que tenían prioridad a la hora de adquirir los títulos y cuya inmensa mayoría tiene sus ahorros en Caja Laboral. Otras entidades destacables son Kutxabank, Caixabank, Banco Popular y Banc Sabadell.