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ELA y LAB piden derogar el Consejo de Diálogo Social, que ha «comprado la paz social»

Los sindicatos ELA y LAB han exigido al Gobierno de Nafarroa la derogación del Consejo de Diálogo Social, aunque con la aportación de un decálogo de propuestas que se comprometen a negociar como «alternativa» a este organismo que «ha servido para comprar la paz social» y es símbolo de «un tiempo oscuro».

Comparecencia de ELA y LAB para pedir el fin del Consejo del Diálogo Social. (ELA)
Comparecencia de ELA y LAB para pedir el fin del Consejo del Diálogo Social. (ELA)

Así lo han señalado en conferencia de prensa los máximos responsables de ambos sindicatos en Nafarroa, Mitxel Lakuntza (ELA) e Igor Arroyo (LAB), quienes han incidido en sus críticas a la gestión del Consejo de Diálogo Social tras conocer los datos aportados por el Gobierno y conocidos ayer, que revelan que por este organismo los sindicatos UGT, CCOO y la patronal CEN recibieron entre 2001 y 2015 183,5 millones de euros, y ELA y LAB sumaron 3,3 millones.

Para Arroyo, la gestión del Consejo «ha servido para comprar la paz social», ha beneficiado a la patronal, y ha facilitado engrosar las infraestructuras de los otros sindicatos en detrimento de los suyos, un «modelo estéril y oscuro» que ha instado al Gobierno navarro a «cerrar», tras advertir de que sigue en funcionamiento aunque reconocen que desde la llegada del Gobierno de Barkos ha cambiado.

Aun así, ha emplazado al Gobierno a que «elija si quiere corregir el rumbo u opta por seguir anclado en el pasado», y le ha invitado a derogar este organismo y a implantar «un debate sindical sin ningún tipo de exclusión», en el que ELA y LAB están dispuestos a «remangarse» y llegar a acuerdos.

En la misma línea, Mitxel Lakuntza ha recordado que el «mal llamado diálogo social» que se pretendió con ese Consejo fue «muy cuestionado incluso por la Cámara de Comptos en cuanto a su resultado y efectividad», y ha subrayado que el modelo «otorgaba a la patronal siempre capacidad de veto» y el dinero recibido por los otros sindicatos «se usó para combatir electoralmente a ELA y LAB».

Por ello, y sin entrar a considerar que las funciones de este Consejo las pueda asumir el Consejo Económico y Social, como piden algunos, Lakuntza ha puesto «dos premisas» para apoyar cualquier órgano de participación sindical, como son «que no cuente con financiación» que pueda usarse de «coartada», y «que no le de dé derecho de veto a la patronal».

Con todo ello, ambos sindicalistas han enumerado el decálogo de propuestas de negociación, la primera, el establecimiento de cláusulas sociales por ley para todas las subcontratas de las administraciones públicas, todo ello para «garantizar sus condiciones» mientras se consigue el verdadero objetivo de estos sindicatos, que es la reversión pública de lo antes privatizado.

Otras propuestas de negociación son la no apertura de los comercios en ningún día festivo, el compromiso de reducir la temporalidad en la Administración al 5 %, la transferencia de la atención sanitaria de las mutuas a Osasunbidea, o la aplicación de la Directiva Europea para la Igualdad en el acceso al empleo, donde han destacado casos como el de Volkswagen, donde tan solo el 11 % de la plantilla son mujeres.

La «democratización y renovación» del Tribunal Laboral es otra de sus demandas, ya que es este un organismo en el que, a pesar de querer participar, se ha «excluido» a ELA y LAB y eso con el tiempo ha permitido que el Tribunal «se haya hecho a imagen y semejanza» de UGT, CCOO y la CEN.

La creación de una Inspección de Trabajo propia, un acuerdo para la formación de los delegados de prevención, un plan para la promoción del euskara en los centros de trabajo y la promoción de «empleos verdes» son otros de los puntos de demanda.