Ainara Lertxundi

Los menores en zonas de conflicto, «atrapados en una terrorífica primera línea de fuego»

Uno de cada cinco menores en todo el mundo, aproximadamente 420 millones, viven en zonas de guerra, según se desprende del informe ‘No a la guerra contra la infancia’ presentado por Save the Children, casi 30 millones más que en 2016. De ellos, 142 millones viven en las llamadas «zonas de conflicto de alta intensidad», donde los enfrentamientos provocan más de mil muertos al año.

Gustave Kiansumba, David del Campo y Eva Silvan en la rueda de prensa que ofrecieron en Bilbo/Save the Children
Gustave Kiansumba, David del Campo y Eva Silvan en la rueda de prensa que ofrecieron en Bilbo/Save the Children

En el prólogo del informe, la directora general de Save the Children Internacional, Helle Thorning-Schmidt, advierte de que «la naturaleza de los conflictos armados ha cambiado y ahora sitúa a la infancia donde nunca antes lo había hecho: en una terrorífica primera línea de fuego.

Las guerras duran más. Se combate en zonas urbanas entre la población civil, provocando muertes, lesiones y destruyendo las infraestructuras necesarias para garantizar el acceso a los alimentos y agua. Aumenta la cifra de ataques a los centros educativos y hospitales».

Denuncia que el bloqueo de la ayuda humanitaria se ha convertido en un arma de guerra más. «Las normas internacionales y las reglas básicas de conducta que existen para proteger a los civiles en los conflictos se incumplen con total impunidad», subraya.

«Somos testigos de cómo cada vez más los menores se enfrentan a secuelas sicológicas y físicas inimaginables, pasan hambre, son víctimas de enfermedades que se podrían prevenir y no asisten a la escuela; cada vez más niños y niñas corren peligro de ser víctimas de la violencia sexual y del reclutamiento por parte de los grupos armados y, cada vez más, quedan atrapados en la línea de fuego sin acceso a la ayuda humanitaria», remarca.

Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Mali, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Siria y Yemen son los diez países en los que los conflictos armados afectan más a la infancia. Solo en Yemen, más de 85.000 niños han muerto de hambre desde que se intensificó el conflicto hace cuatro años, «en gran medida por el bloqueo que las partes implicadas en la guerra han hecho de la ayuda humanitaria».

«En los conflictos actuales hay cinco niños asesinados por cada soldado muerto en combate. Exigimos a los líderes mundiales que dejen de mirar a otro lado y que tomen medidas contra aquellos grupos armados, fuerzas militares y estados que incumplen las leyes y tratados internacionales que les obligan a proteger a la infancia en situaciones de conflicto», remarca Andrés Conde, director general de Save the Children.

El informe recoge casos en primera persona, como el de Wafa de tan solo cuatro años. Sus padres murieron en un bombardeo en junio de 2018 en la ciudad portuaria yemení de Hodeida. Desde entonces, tiene problemas para dormir, tiene pesadillas y grita en sueños. Llora casi todo el tiempo y no soporta que nadie entre en su habitación, ni siquiera su familia. Tuvo que ser sometida a una intervención quirúrgica para extraerle un trozo de metralla de la cabeza. Esto le ha generado un orificio de 15 centímetros en el cráneo. Tuvo que ser operada otras dos veces más debido a una infección.

La mutilación genital, la violencia sexual, el reclutamiento forzado, el secuestro, los ataques a los centros educativos y hospitales y la denegación de acceso a la asistencia humanitaria son las violaciones graves de los derechos a la infancia que Save the Children constata y analiza en su informe.

Las más de 20 recomendaciones que la ONG hace a los estados van desde la firma de la Declaración de Escuelas Seguras hasta el establecimiento de los 18 años como edad mínima para el reclutamiento militar, pasando por la prohibición del uso de armas explosivas en áreas pobladas o el endurecimiento de las condiciones de venta de armas.