Mikel Zubimendi

Sanders salta al ruedo siendo favorito y no un intruso

Para millones de estadounidenses, si de lo que ahora se trata es de poner fin al reinado de crueldad e ineptitud de Trump, no hay nadie mejor

Sanders en un acto electoral de las primarias de 2016 en el distrito portuario de San Pedro, Los Ángeles (California). Frederic J. BROWN | AFP
Sanders en un acto electoral de las primarias de 2016 en el distrito portuario de San Pedro, Los Ángeles (California). Frederic J. BROWN | AFP

Horas después de que Donald Trump prometiera solemnemente en Florida que nunca jamás habría un «gobierno socialista» en EEUU, «un presidente extremista que defienda un sistema definido por la coerción, dominación y control gubernamental», llegaba Bernie Sanders y anunciaba que estaba dispuesto para la batalla de 2020. El viejo rockero socialista, mentor de una nueva generación de activistas y candidatos que han abrazado los ideales de izquierda, vuelve a la carga, con energía renovada, tras haber aprendido de los errores de 2016. No le faltan experiencia, habilidades y principios y, aunque no toda la gente comparta su política, lo cierto es que es un candidato que gusta y genera confianza.

«Empezamos un revolución política en 2016 y ahora es el momento de hacerla avanzar», con estas palabras anunció Bernie Sanders su candidatura. En las primeras 24 horas más de 200.000 donares habían hecho sus pequeñas contribuciones y ya había recaudado 6 millones de dólares, un récord histórico. Las encuestas dicen que es el mejor valorado entre los que han adelantado su intención de concurrir en el proceso de primarias  demócratas. Ya no es la sorpresa, el outsider, el relativamente desconocido que casi ganó en 2016 a la todopoderosa Hillary Clinton, ahora es el favorito, tiene a su favor a las encuestas y las apuestas.

Para millones de estadounidenses, si de lo que ahora se trata es de poner fin al reinado de crueldad e ineptitud de Trump, entonces no hay nadie mejor que Sanders, nada mejor que unificar a la izquierda y construir un amplio y vibrante movimiento popular que lo catapulte en una carrera con más participantes y más variados que nunca antes. Durante más de cuatro décadas Sanders ha demostrado tener constancia en sus principios, en el trabajo en defensa de los intereses del pueblo trabajador, no es un oportunista. Para él, que los trabajadores pierdan sus casas, sus puestos de trabajo, su autoestima, que no puedan escolarizar a sus hijos, siempre ha sido un crimen contra el espíritu de humanidad. Y así lo ha manifestado siempre, mostrándose independiente, con un discurso racional que es a la vez simple y popular.

«Viejo hombre blanco»

A sus 77 años, Sanders es el candidato más veterano de todos. Y en la eventualidad de una victoria en 2020, sería el presidente con más edad en acceder al cargo de toda la historia de EEUU. No cabe duda de que es una cuestión que cuenta, que algunos califican de handicap al reforzar el cliché de «viejo hombre blanco». Y en un país donde la «política de identidad» pesa cada día más, y en la campaña de primarias demócratas más diversa de toda la historia, muchos creen que se necesita hacer objeciones, poner ciertos límites para evitar que el ticket presidencial –el tándem de candidatos a presidente y vicepresidente– sea todo hombres, o todos blancos o todos viejos.

Ante esta cuestión, ciertos analistas políticos adelantan la posibilidad de que Sanders podría comprometerse a servir como presidente un solo mandato, cómo máximo cuatro años, hasta los 83. Esa promesa, según el argumentario de quienes la defienden, podría reforzar la imagen iconoclasta y el atractivo como figura anti-establishment de Sanders, presentarlo casi como una anomalía frente a la tradicional clase política de Washington. Un anuncio en este sentido lo liberaría de las presiones y distracciones de la reelección y le permitiría centrarse durante los cuatro años de mandato en sus temas estrella: sanidad pública universal, educación pública, en definitiva, en su agenda socialista.

Radicalidad anti-Trump

Pero, irónicamente, a pesar de su edad, los millenials –incluso las mujeres, como la nueva estrella de la política de EEUU, Alexandria Ocasio-Cortez– lo apoyan de forma mayoritaria. Entienden que el «radicalismo» de Sanders  es la apuesta más sensata y pragmática para enfrentarse a Trump. Lo consideran un candidato solvente, reconocido y reconocible, de gran popularidad, que sabe de qué va esto, es bueno haciendo campañas, en los mítines y en los debates, organizando movimientos de apoyo, llenando estadios.

En términos competitivos, Sanders tiene una ventaja inusual frente a Trump que refuerza su estatus de favorito. Tiene capacidad de contrarrestar su populismo chovinista, el «Make America Great Again» que lo ha llevado al éxito. Proyecta un discurso muy sentido y esperanzador que apela a los instintos populares. Es capaz de ir a los barrios y comunidades de clase obrera, particularmente el el Medio Oeste, y hablarles sin parecer falso. No solo llega a los blancos de las áreas rurales, sino también a las comunidades negras de las periferias urbanas.