Tras los incidentes registrados en puntos fronterizos a consecuencia del intentó de introducir mercancías en el país bolivariano por encima de sus autoridades, quien se autoproclamara hace un mes presidente de Venezuela lazó el siguiente mensaje a través de Twitter: «Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la Comunidad Internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta Patria que lucha y seguirá luchando. ¡La esperanza nació para no morir, Venezuela!».

El pulso sobre la entrada de «ayuda humanitaria» a Venezuela fue realmente un intento para forzar un cambio de posición en el seno de las fuerzas armadas y de seguridad venezolanas, con un llamamiento incluso a los seguidores de la oposición a manifestarse ante los cuarteles en el interior del país, como sucedió en la base aérea La Carlota, en Caracas. A diferencia de la frontera, sin incidentes reseñables en este caso.

Así, en muchos medios internacionales se ha destacado la existencia de 60 deserciones, aunque las cifras en este conflicto no son nada fiables. En la frontera con Colombia sí se pudo ver el cambio de bando de tres soldados.

Otro dato poco fiable es el del número de muertos. Al principio, se habló de dos en la frontera con Brasil, pero las cifra la elevó un diputado opositor mediante redes sociales: «No menos de 14 muertos reportan desde el Hospital Zurita. Y centenares de heridos. Todos de armas de fuego. Colapsado el servicio médico. Sin posibilidad de trasladarlos al hospital de #PacaraimaBrasil #23F».
La confusión era total sobre lo sucedido en la población fronteriza con Brasil de Santa Elena de Uairén, en un denunciado enfrentamiento entre fuerzas de seguridad bolivarianas y comunidades indígenas, pero ni siquiera la prensa internacional más que comprensiva con la oposición se ha atrevido a llevar esos datos a los principales titulares.

De donde hubo más imágenes y cobertura informativa fue de la frontera entre Venezuela y Colombia, donde se registraron tensión y enfrentamientos, pero sin víctimas mortales. El Gobierno colombiano cifró en 285 los heridos en los disturbios, producidos cuando opositores pretendieron romper la barrera policial que cerraba el paso a la denominada «ayuda humanitaria». La situación derivó en incendios, lanzamiento de objetos contra las fuerzas de seguridad y el uso por parte de estas de gases lacrimógenos.