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Científicos desvelan la primera imagen de un agujero negro

Los científicos responsables del Telescopio del Horizonte de Sucesos han publicado la primera imagen del agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la galaxia M87, a 53,3 millones de años luz de la Tierra. La imagen muestra un anillo brillante formado cuando la luz se curva en la gravedad intensa alrededor de un agujero negro que es 6.500 millones de veces más masivo que el sol.

Desvelan la primera imagen de un agujero negro. (EHT)
Desvelan la primera imagen de un agujero negro. (EHT)

El equipo del Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT) ha presentado este miércoles la primera imagen obtenida de un agujero negro, uno de los grandes misterios del universo. La imagen muestra un anillo brillante formado cuando la luz se curva en la gravedad intensa alrededor de un agujero negro que es 6.500 millones de veces más masivo que el sol, de acuerdo con los cálculos realizados a partir de la observación.

Esta colaboración científica lleva dos años analizando datos obtenidos por un gran telescopio virtual de tamaño terrestre formado por ocho observatorios en cuatro continentes. «Hemos transformado un concepto matemático, algo que se explica con fórmulas en una pizarra, en un objeto físico que se puede observar», ha explicado el italiano Luciano Rezolla, profesor de Astrofísica de la Universidad Goethe de Fráncfort y parte del equipo científico responsable del hallazgo.

La histórica fotografía, obtenida a partir de una red ocho observatorios situados en distintos puntos del mundo, consiste en un anillo con una mitad más luminosa que la otra, que corresponde al agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la galaxia M87, a 53,3 millones de años luz de la Tierra, situado en la constelación de Virgo, 1.500 veces mayor que el de la Vía Láctea. La imagen se «construyó como un puzzle» a partir de diferentes fotografías tomadas en cuatro días distintos por la red de telescopios funcionando como un único radiotelescopio, ha comentado la investigadora polaca Monika Moscibrodzka,

«Nada del interior puede vivir y ser transmitido al exterior. No puedes ver un agujero negro, pero puedes ver su sombra, que se produce cuando la luz desaparece tras el horizonte de sucesos (del agujero)», ha explicado el presidente del consejo del Telescopio del Horizonte de Sucesos, Heino Flacke.

Los agujeros negros, imaginados a inicios del siglo XX por el físico Albert Einstein y teorizados por su colega Stephen Hawking en los años setenta a partir de la radiación que emiten, son una masiva concentración de materia comprimida en un área pequeña que genera un campo gravitatorio que engulle todo lo que le rodea, incluida la luz.

Ese misterioso fenómeno astrofísico supone la última fase en la evolución de un tipo de enormes estrellas que son al menos 10 veces más grandes que el Sol. Cuando una «gigante roja» se acerca a la muerte, se repliega sobre sí misma y concentra su masa en una superficie muy pequeña, que se conoce como «enana blanca».

Si este proceso de gravedad extrema continúa, se transforma en un agujero negro, delimitado por lo que se conoce como «horizonte de sucesos», que es el punto de no retorno a partir del cual nada que sobrepase esa frontera puede escapar de su atracción del hoyo, y en cuyos aledaños giran aglomeraciones de gas a aproximadamente en una órbita circular.