Koldo Landaluze

Cuarenta años después, ‘La vida de Brian’ regresa a la cartelera

Con motivo del cuarenta aniversario del estreno de ‘La vida de Brian’, esta obra magistral de los Monty Phyton regresa a las salas de Euskal Herria. Uno de sus integrantes, Terry Gilliam, afirma que «han pasado 40 años y lo ocurrido entonces se repite hoy, lo que quiere decir que el mundo no ha cambiado o incluso se ha vuelto más absurdo».

Cuarenta y cinco programas televisivos de media hora y tres películas, a las que se les puede unir dos más creadas a partir de recopilaciones de sketches de la serie, bastaron a los Monty Python para sentar las bases de un nuevo orden en el mundo del humor audiovisual.

El sexteto formado por John Cleese, Graham Chapman, Terry Jones, Michael Palin, Eric Idle y Terry Gilliam dinamitó las bases de la comedia tradicional y construyó los cimientos del humor moderno con su inigualada mezcla de erudición cultural, comicidad verbal, delirio visual, surrealismo animado, canciones satíricas y escenas en las que imperaba lo absurdo. Su revolucionaria aportación a la historia de la comedia ha sido a menudo equiparada a la conmoción que los Beatles provocaron en la música pop. El propio George Harrison, gran amigo de los Python, en especial de Eric Idle, señaló a los seis cómicos como los verdaderos herederos del espíritu del legendario cuarteto de Liverpool.

Según los propios Python, para llevar a cabo sus propuestas se organizaban reuniones periódicas cuyas decisiones afloraban mediante un proceso asambleario, lo que provocaba constantes enfrentamientos entre los integrantes del grupo. Esa tensión interna, verdadero motor creativo del sexteto en sus primeros años, fue minando la cohesión del equipo hasta conducirlo a su final.

El desaparecido Graham Chapman tuvo que enfrentarse a su alcoholismo galopante; Cleese fue perdiendo el entusiasmo y buscando vías de expresión fuera del grupo, lo que irritaba a los otros, y Gilliam desquició a todos con su maníaca dirección de actores en ‘Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores’. El propio Gilliam lo resumía en estos términos «me había pasado tanto tiempo encerrado en un cuartito minúsculo, rodeado de recortes de papel, que había olvidado cómo tratar a la gente».

El guion de ‘La vida de Brian’ fue terminado en enero de 1978 y la discográfica EMI fue la productora la que inicialmente apostó por trasladarlo a la gran pantalla. Los Monty Python ya habían invertido 50.000 libras para llevarlo a cabo pero en cuanto Bernie Delfont, presidente de EMI, leyó el guion canceló el proyecto. Por fortuna Eric Idle le había pasado un borrador a George Harrison el cual le dijo «¿Sabes Eric? Me gustaría ver esta película. Yo pondré el  dinero». Harrison hipotecó su casa, creó la productora HandMade Films e invirtió en el proyecto cuatro millones de libras.

Brian, Judas Iscariote y un funeral diferente

John Cleese afirmó «al principio, ‘La vida de Brian’ iba a ser una película sobre Judas Iscariote, un tipo que siempre llegaba tarde. Parte de la gracia, claro, estaba en que si llegaba cinco minutos tarde a la realización de un milagro bien podía, a efectos prácticos, haberlo hecho con dos mil años de retraso. Judas no asistía a la Última Cena porque su mujer había invitado a unos amigos a su casa y tenía que quedarse, aunque pensaba pasarse luego a tomar unas copas con Jesús y los demás discípulos. A mí la idea me parecía graciosísima, pero fue una de las primeras en descartarse».

El estreno de ‘La vida de Brian’ convulsionó por completo la cartelera internacional y fue prohibida en países como Noruega, Irlanda o Italia.

Hay un episodio en la trayectoria de los Phyton que siempre se recuerda con especial cariño; el funeral de Graham Chapman. Chapman, encargado de meterse en la sufrida piel de Brian, murió el 4 de octubre de 1989 y como parte de la elegía de su funeral, su colega Eric Idle cantó un fragmento de ‘Always Look On The Bright Side Of Life’, canción compuesta por él mismo y con la que termina ‘La vida de Brian’ acompañando la escena de los crucificados silvantes. John Cleese fue el encargado de leer un discurso que terminaba de la siguiente manera, «pude escucharle ayer por la noche, mientras escribía estas palabras, susurrándome al oído: 'Bien, Cleese, estás muy orgulloso de ser la primera persona que dijo 'mierda' en la televisión pública británica. Bien. Si este acto que preparas realmente es para mí, para empezar, quiero que seas la primera persona que en un funeral británico diga '¡joder!'».