Naiz

El Defensor del Pueblo respalda que el Aita Mari pueda rescatar náufragos en el Mediterráneo

En un escrito con salida el pasado 21 de mayo, el Defensor del Pueblo del Estado español, Francisco Fernández Marugán, atiende la queja del barco Aita Mari, al que se impide realizar tareas de rescate en el Mediterráneo. 

Tripulación del Aita Mari y miembros de la ONG SMH, en Pasaia. (Andoni CANELLADA/FOKU)
Tripulación del Aita Mari y miembros de la ONG SMH, en Pasaia. (Andoni CANELLADA/FOKU)

El buque vasco, al igual que el Open Arms, se encuentra impedido en sus tareas de rescate por una decisión del Gobierno español, que entiende que ambos barcos no cumplen la normativa al no garantizar el desembarco de las personas rescatadas en puertos cercanos, lo que a falta de autorizaciones desembocaría en la llegada de esos migrantes al Estado español.    

Ante esta situación, el Aita Mari apeló a Fernández Marugán en busca de amparo. En su escrito, este estima fundada la queja, ya que «no puede recaer en las personas que salvan y en las salvadas los efectos de las demoras por la inexistencias de acuerdos ni la falta de suficiente coordinación entre poderes públicos».

El Defensor del Pueblo añade que «no debería resultar necesario resaltar que el presente asunto tiene que ver con el derecho a la vida  encima de todo el derecho a la vida como valor fundamental sobre el que se construye el resto de los derechos humanos –artículo 15 de la Constitución– y con la colaboración en el fortalecimiento de las relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la tierra (preámbulo de la Constitución)».

Los responsables del Aita Mari entienden que, con este dictamen, la Dirección General de la Marina Mercante «debería cambiar las restricciones y condiciones impuestas al barco», con el fin de poner proa a la zona de rescate «a la mayor brevedad».

Y lamentan que en estos casi seis meses «543 personas se han ahogado en el Mediterráneo, que se tenga constancia. Además, muchos más han sido devueltos a Libia, un país en guerra, con la complicidad de la Unión Europea».

Tras varios meses bloqueado, y ante la imposibilidad de llevar a cabo rescates, el Aita Mari partió en abril hacia las islas griegas de Chios y Lesbos para realizar otras tareas humanitarias.