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Arranca en Valencia el juicio por el ataque a Izar, con 30 años de petición fiscal

Este martes se inicia en el Juzgado de Valencia el juicio por el gravísimo ataque a Izar, hija de la entonces prisionera Sara Majarenas. El acusado se enfrenta a una petición fiscal de 30 años y llega al juicio en libertad. Majarenas declarará desde Donostia.

Concentración de apoyo a Sara Majarenas y su hija Izar. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
Concentración de apoyo a Sara Majarenas y su hija Izar. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

El ataque a la pequeña Izar se juzga entre martes y jueves en la Audiencia de Valencia, dos años y ocho meses después de producirse unos hechos que provocaron fuerte conmoción en Euskal Herria.

Se trató de un ataque machista que además se convirtió en prueba clamorosa de la desprotección de los presos y presas vascas, dado que Sara Majarenas no fue liberada para cuidar a su hija pese a tener todos los requisitos legales para ello. Y posteriormente hizo falta una intensa movilización ciudadana para que Izar pudiera estar con su madre, en un centro de acogida de Madrid en que Majarenas siguió con estatus de prisionera.

Las peticiones y los hechos

El atacante de la niña fue el antes compañero de Majarenas y padre de Izar, que tiene 52 años. La Fiscalía solicita para él 30 años de cárcel, el alejamiento de la víctima no inferior a dos kilómetros durante 37 años y la prohibición de residencia en la CAV por idéntico periodo, además de la privación de la patria potestad. Y le añade diferentes indemnizaciones y responsabilidades civiles.

El escrito de acusación fiscal es prolijo en detalles que muestran lo terrible del ataque y la evidente voluntad del hombre de castigar a Sara Majarenas a través de su hija. Lo sustancial es que la pequeña (tenía entonces dos años y diez meses) fue acuchillada por el acusado, durante uno de los fines de semana que pasaba con el hombre fuera de prisión, mientras Majarenas estaba encerrada en Picassent.

El atacante apuñaló a la niña al mismo tiempo que hablaba con Sara Majarenas por teléfono, y posteriormente llamó además a su padre (el abuelo de Izar) para jactarse de lo que había hecho.

Las dos puñaladas provocaron graves heridas a Izar, afectándole al hígado, estómago y un pulmón. Permaneció hospitalizada 37 días y todavía sufre estrés postraumático y trastorno de ansiedad, por los que recibe tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico. Pese a ello, Majarenas no fue excarcelada y la pequeña tuvo que volver a prisión para estar con su madre, con el riesgo añadido de quedar separadas cuando cumpliera tres años, lo que afortunadamente no ocurrió al final.

Sorprendente excarcelación

Después de que concluyera su condena y ambas pudieran residir en libertad en Donostia, otro contratiempo volvió a alterar su situación con la sorprendente puesta en libertad del atacante. Pese a la enorme gravedad de los hechos y los 30 años de petición fiscal, fue excarcelado en febrero pasado con el argumento de que la prisión provisional es una circunstancia «excepcionalísima». En la práctica, ello supuso que Sara e Izar hayan pasado a ser las vigiladas por la Ertzaintza, para garantizar que el hombre no se acercara a ellas.

Frente a todo este cúmulo de vulneraciones y elementos de desprotección, Izar y Sara Majarenas siempre han contado con solidaridad y apoyo popular; la última expresión, este domingo pasado en Donostia.

El juicio se inicia este martes con la declaración del acusado, a la que seguirán las de los testigos. Entre ellos figuran obviamente Sara Majarenas, su madre y su padre, que declararán por videoconferencia desde Donostia. El miércoles está reservado a los peritos y se prevé que la vista concluya el jueves con los informes de las partes.