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Sara Majarenas narra cómo escuchó por teléfono la agresión a Izar, tras ser amenazada

En el juicio que se celebra en Valencia ha testificado por videoconferencia desde Donostia Sara Majarenas, narrando el terrible momento en que su hija Izar fue apuñalada. Pudo oír su grito por telefóno, ya que el acusado –que admite los hechos– atacó a la niña mientras hablaba con ella, que estaba en prisión, justo después de amenazarla.

Una de las movilizaciones en Intxaurrondo por Izar y Sara. (Jon URBE | FOKU)
Una de las movilizaciones en Intxaurrondo por Izar y Sara. (Jon URBE | FOKU)

El hombre, para el que se piden 30 años de cárcel y 37 de alejamiento, pensó que había matado a Izar, según se está acreditando en esta vista oral, que hoy ha celebrado su primera sesión. Así se lo comunicó tanto a la Policía Local de Benifaió, la localidad valenciana en que ocurrieron los hechos, como al padre de Sara Majarenas, Tomás, a quien telefoneó mientras iba a comisaría.

La Policía Local tuvo que derribar la puerta para entrar a la casa donde se había producido la brutal agresión. Afortunadamente Izar estaba viva.

No obstante, a las secuelas físicas se suman las sicológicas, que han sido detalladas por Sara Majarenas en su declaración en la vista oral que se celebra en Valencia e incluyen un shock postraumático. La exprisionera donostiarra ha intervenido por videconferencia desde Donostia. Y ha confirmado que escuchó el ataque desde el otro lado del teléfono, dado que el hombre, tras haberla amenazado en la llamada realizada por Sara, fue a la habitación contigua y apuñaló a Izar sin haber cortado la comunicación.

Majarenas ha narrado que trató de tranquilizarlo, pero no consiguió impedir la agresión. Y en consecuencia tuvo que oír el grito de dolor de su hija desde el teléfono. Lo ocurrido ya fue contado a grosso modo y valorado por Sara Majarenas en una carta pública en GARA en marzo de 2017, dos meses después. En el juicio de hoy ha apuntado que se distanció de la que había sido su pareja seis años a causa de sus actitudes violentas.

Tras la exprisionera han declarado también por videoconferencia sus padres, Tomás y Kontxi. El primero ha indicado que había tenido desavenencias con el acusado en las Navidades justo anteriores al ataque, producido en enero de 2017. A ellas se ha referido el imputado en su declaración inicial, en la que ha admitido la agresión, si bien ha eludido cualquier tipo de detalles, escudándose en que no los recuerda.

Admisión de los hechos y «arrepentimiento»

El hombre, padre de la niña, se enfrenta a una petición fiscal de 30 años de cárcel por apuñalar a Izar en uno de los fines de semana que pasaba con ella fuera de la cárcel mientras la madre estaba encerrada en la prisión de Picassent.

El acusado únicamente ha respondido a las preguntas de su defensa, y no ha querido contestar a las de las acusaciones, incluida la Fiscalía. Por ello y por la desmemoria que dice sufrir sobre los hechos, su testimonio ha resultado muy breve.

Además de reconocer el ataque (dos puñaladas que dejaron muy malherida a Izar, que solo tenía dos años), el acusado ha dicho estar arrepentido.

La defensa intenta justificarlo con ETA

En un momento del interrogatorio al acusado, la defensa ha intentado introducir el elemento de la condena por pertenencia a ETA de Sara Majarenas, aparentemente con intención de desviar la atención o tratar de minimizar de algún modo la gravedad del ataque. Sin embargo, el tribunal lo ha impedido recordando que no se juzga a Majarenas.

La vista oral sigue mañana con declaraciones de peritos, antes de los informes finales de las partes. Se prevé que concluya el jueves. El acusado ha llegado al juicio en libertad tras su polémica excarcelación en febrero.