Mikel Zubimendi

Escocia, hacia un segundo referéndum de independencia con un ojo puesto en Catalunya

En medio del caos del Brexit y a las puertas de otra petición oficial a Londres para que autorice un segundo referéndum, entre vértigos propios y duras palabras contra Madrid, la prensa, los líderes nacionalistas y el público escocés siguen muy de cerca y con gran indignación el fallo del Supremo español.

Catalunya y Escocia, dos de los movimientos independentistas más sofistiados de Europa. (NAIZ)
Catalunya y Escocia, dos de los movimientos independentistas más sofistiados de Europa. (NAIZ)

El editorial que, con el título «Un aviso desde Catalunya», ha publicado el diario "The Guardian" y unas reflexiones del exprimer ministro de Escocia, Alex Salmond, cada uno a su manera, resumen bien cómo se está enfocando el debate desde Escocia.

Nicola Sturgeon ha puesto la independencia en el centro de su discurso en la conferencia del Scottish National Party celebrada el pasado martes en Aberdeen. No es ninguna sorpresa. La independencia es, al fin y al cabo, el objetivo supremo del SNP. Según el editorial, «la inminencia del Brexit ha traído consigo que, tras doce años de gobierno del SNP y cuatro después del referéndum de 2014, el segundo referéndum se convierta en una cuestión cercana en el tiempo, de absoluta vigencia».

Se espera que Sturgeon pronto oficialice ante el gobierno del Reino Unido la petición formal para realizarlo. En el caso de que se adelanten las elecciones, el segundo referéndum de independencia será el tema central de la campaña, y los partidos rivales tendrán que definirse al respecto. Sturgeon ya ha adelantado que si Jeremy Corbyn necesita su apoyo parlamentario, ni siquiera debería coger el teléfono para llamarla a no ser que desee realmente un acuerdo para un segundo referéndum. Según el diario afín al laborismo británico, «si el SNP consigue el apoyo que le auguran las encuestas, su mandato para materializar esa demanda no podrá ser negado o disputado».

Explica también que «si el Reino Unido deja la Unión Europea, el voto mayoritario escocés contra el Brexit de 2016 será visto con gran simpatía en Bruselas. Pero eso no quiere decir que una Escocia independiente volvería a entrar a la UE en los mismos términos». Quedarían grandes incógnitas, como cuál sería la moneda de Escocia, las políticas fiscales, la participación en el mercado único británico, y la misma cuestión que se debate en Irlanda, la cuestión sobre una frontera dura entre Escocia y el Reino Unido.

Por lo tanto, según el editorial, «es una cuestión de táctica». Y remarca que «algunos nacionalistas creen que es una estrategia fracasada jugárselo todo a pedir un referéndum a un gobierno británico que no colabora. Están impacientes para forzar el paso». Cabe recordar que en la conferencia de Aberdeen, la dirección del SNP derrotó los intentos del llamado «Plan B», a saber, empezar la negociaciones para la independencia sin esperar el permiso de Londres para el segundo referéndum.

Inevitablemente, las miradas escocesas apuntaron al sur este lunes. «España –sentencia "The Guardian"–, al encarcelar a los líderes nacionalistas catalanes por un tiempo tan largo, ha conmocionado a Europa». Recuerda que Escocia y Catalunya tienen a los movimientos independentistas más desarrollados y sofisticados de Europa, «pero han tomado, al menos hasta ahora, estrategias muy diferentes».

Y concluye diciendo que «los encarcelamientos draconianos deshonran a España, deberían avergonzarla. Tanto Madrid como Bruselas, que se han negado a intervenir, debería hacer todo lo posible para resolver la situación lo antes posible. Y tanto Escocia como Gran Bretaña deben comprometerse a no ir por una vía similar, por muy grandes que parezcan las tentaciones para hacerlo».

Por su parte, para el exprimer ministro de Escocia, el independentista Alex Salmond (en declaraciones recogidas por "Russia Today"), que el Tribunal Supremo condene los intentos de conseguir la independencia por vías pacíficas mediante el «arcaico delito de sedición» hace que el de anteayer sea «un día de infamia democrática en lo que respecta a España». Peor aún, para Salmond es una señal inequívoca de que el control español sobre Catalunya está llegando a su fin.

Consideró la sentencia como «antidemocrática, opresiva y totalmente contraproducente» para el Gobierno español, «porque ahora los políticos independentistas se convertirán en mártires». Y añadió que «cuando políticos electos utilizan a jueces que no ha elegido nadie para condenar a otros políticos electos a cien años de cárcel, las cosas llegan a un punto en la que no pueden sostenerse. Creo que el Estado español no sobrevivirá a este atropello».

Para Salmond, con esa sentencia los jueces «sellaron el destino de España. No veo ningún otro final a la crisis catalana que no sea la independencia de Catalunya».