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Condenan a 28 años al agresor de Izar, la hija de Sara Majarenas, por «asesinato en grado de tentativa»

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a Stytianos Messinezis a 28 años de prisión como autor de un delito de «asesinato en grado de tentativa en concurso ideal con un delito de lesiones psíquicas» con los agravantes de «parentesco y de razones de género» y la atenuante de «confesión de la infracción».

Sara Majarenas, en imagen de archivo. (Gorka RUBIO | FOKU)
Sara Majarenas, en imagen de archivo. (Gorka RUBIO | FOKU)

La Audiencia Provincial de Valencia ha emitido el fallo del juicio contra Stytianos Messinezis, agresor de Izar, la hija de Sara Majarenas, y le ha condenado a 28 años de prisión como autor de un delito de «asesinato en grado de tentativa en concurso ideal con un delito de lesiones psíquicas». El fiscal pedía 30 años de cárcel.

Durante 37 años no podrá aproximarse a menos de dos kilómetros de Majaresas e Izar y en todo este timpo no podrá entrar en la CAV.

El tribunal, que ha aplicado los agravantes de «parentesco y de razones de género» y la atenuante de «confesión de la infracción», ha impuesto la «privación de la patria potestad» de Messinezis con respecto a Izar. Asimismo, ha sido condenado a una indemnización de 86.750 euros por lesiones, lesiones psíquicas, secuelas y daños morales.

Contra la sentencia cabe recurso de apelación en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia.

Durante el juicio, celebrado en setiembre en Valencia, el agresor solo respondió a las preguntas de la defensa y reconoció los hechos. Afirmó estar «arrepentido» si bien eludió cualquier tipo de detalles escudándose en que no los recordaba. Argumentó que tenía desavenencias con los padres de Sara Majarenas y abuelos de la niña. De hecho, en el escrito de la Fiscalía consta que nada más agredir a la pequeña llamó a su aitona para jactarse de ello.

El escrito es prolijo en detalles que muestran lo terrible del ataque, realizado en enero de 2017, y la evidente voluntad del hombre de castigar a Sara Majarenas a través de su hija. Lo sustancial es que la pequeña (tenía entonces dos años y diez meses) fue acuchillada por el acusado, durante uno de los fines de semana que pasaba con el hombre fuera de prisión, mientras Majarenas estaba encerrada en Picassent. El atacante apuñaló a la niña al mismo tiempo que hablaba con Sara Majarenas por teléfono.

Las dos puñaladas provocaron graves heridas a Izar, afectándole al hígado, estómago y un pulmón. El tribunal asume que «se dan todos los actos que deberían haber acabado» con la vida de la hija de Sara Majarenas, «si bien por la rápida intervención médica se salvó la vida de la misma».

Permaneció hospitalizada 37 días y todavía sufre estrés postraumático y trastorno de ansiedad, por los que recibe tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico. Pese a ello, Majarenas no fue excarcelada y la pequeña tuvo que volver a prisión para estar con su madre, con el riesgo añadido de quedar separadas cuando cumpliera tres años, lo que afortunadamente no ocurrió al final.

Rechaza atenuante de «transtorno»

El tribunal rechaza aplicar como atenuante o eximente el «transtorno mental transitorio» alegado por la defensa de Messinezis durante el juicio y, en ese sentido, constata que «ninguna prueba de las que se le han practicado (...) dejan entrever, siquiera de soslayo, la más mínima alteración o anomalía psíquica».

De hecho, la sentencia va más allá y afirma que en el comportamiento del agresor «se manifiesta con claridad que, lejos de estar perturbado el acusado, no siente ni muestra pena o compasión por nada, especialmente por la desgracia o el sufrimiento ajeno, que en este caso era o debía ser su personal sufrimiento, pues había apuñalado a su propia hija».