En los campos de fútbol profesional del Estado español no son nuevos los gritos racistas y fascistas. Se lo pueden preguntar a Eto’o, que los sufrió durante años, o al propio Iñaki Williams, que recibió insultos xenófobos en el Molinón en 2016, por los cuales el árbitro paró unos minutos el partido y el Sporting fue multado con 18.000 euros.

Nunca se había suspendido, sin embargo, un encuentro, como ha ocurrido hoy en Vallecas, donde el árbitro ha suspendido en el descanso el partido entre el Rayo y el Albacete. La razón, sin embargo, no han sido los gritos racistas, sino los cánticos de «Roman Zozulya puto nazi» que la afición rayista ha dedicado al jugador ucraniano.

«LaLiga continua trabajando contra la violencia, el racismo y la xenofobia en los estadios de fútbol y manifiesta su más sincera repulsa sobre los sucedido», se lee en el comunicado de LaLiga, que nunca antes había tomado una decisión así, tampoco cuando la afición del Atlético Madrid ensalza la muerte de Aitor Zabaleta.

Zozulya y el batallón Azov

La historia viene de lejos. En 2017, Zozulya fichó por el Rayo, de donde tuvo que ser traspasado por el rechazo de sus aficionados, que denunciaron sus vínculos con el Batallón Azov, un destacamento de voluntarios de ideología nazi y nacionalsocialista surgidos en Ucrania en 2014.

El emblema del batallón, con el que Zozulya se ha identificado en redes y fotografías en más de una ocasión, incluye el emblema de la 2ª división SS Das Reich, según se recoge en un detallado dossier de los Bucaneros –aficionados del Rayo–.