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Unos policías franceses ocultaron parte del arsenal de ETA después del desarme

La revista ‘Le Point’ ha sorprendido con una impactante historia sobre el devenir de una parte del arsenal del que se desprendió ETA con la colaboración de la sociedad civil el 8 de abril de 2017 en Baiona. Según esta información, unos policías robaron un lote de armas y crearon un depósito clandestino.

La plaza de Baiona, repleta al finalizar el proceso de desarme. (Marisol RAMÍREZ/FOKU)
La plaza de Baiona, repleta al finalizar el proceso de desarme. (Marisol RAMÍREZ/FOKU)

La revista francesa ‘Le Point’ ha publicado una rocambolesca información que pone cuanto menos en entredicho la custodia por parte de la Policía francesa del arsenal de ETA.

Mientras que la previsión era que las armas procedentes de la jornada del desarme en Baiona fueran destruidas y que algunas pudieran ser guardadas para tratar de hallar pruebas sobre su eventual uso en atentados por resolver, lo que ocurrió, según la citada revista, fue que parte del lote fue a parar a manos de policías «aficionados a las armas» que las almacenaron de forma clandestina.

En febrero de 2018, el fiscal de Baiona, Samuel Vuelta Simon, aseguró que las armas de ETA encontradas en los zulos dispuestos por la organización vasca para desarmarse habían sido destruidas, aunque pudiera haberse guardado alguna por si fuese necesaria para alguna investigación.

De acuerdo a la última revelación periodística, una parte de ese armamento fue en realidad sustraída mientras estaba custodiada por la Policía francesa y quedó almacenada en un depósito prefabricado del centro de Arras, especializado en la neutralización de explosivos. 

Un artificiero de la Policía habría transferido las armas a su comandante que las almacenó en dicho depósito, del que era responsable. Las armas no fueron destruidas según el protocolo, y también se rompió la cadena de custodia.

Así, siempre según esta información, los agentes amigos de los ajeno se hicieron con un generoso lote que incluía un buen surtido de armas –el periodista cita pistolas Magnum 357, subfusiles M4 y hasta un kalachnikov–, municiones y cerca de 80 detonadores, 

No conformes con esa captura, sumaron al depósito clandestino otras armas «aprehendidas en operaciones contra bandas de delincuentes», según detalla ‘Le Point’.

Una fuente anónima fue la que puso sobre la pista a la Policía Judicial de Lille y a la «policía de policías», la IGPN.

La investigación sobre lo ocurrido empezó en setiembre del año pasado, cuando se destapó la existencia de ese «arsenal policial» nutrido en buena parte a partir del desarme de ETA.

La cámara que vigilaba el «zulo policial»

Afirma la publicación francesa que la cámara de vigilancia de la instalación prefabricada se averió sospechosamente. Los encargados del particular «zulo» no contaban, sin embargo, con que una segunda cámara de cuya existencia no tenían conocimiento registrara la inutilización de la primera.

Los implicados optaron por reconocer los hechos. La defensa de los policías se basó en remarcar que sentían «pasión por las armas» y trató de sostener que actuaron cegados por esa «vocación del coleccionista».

La investigación se cerró después de que los policías asumieran la acusación de «desvío de materiales precintados», con lo que evitaron que se les acusara de «tráfico de armas».

No sin cierto tono de humor, el periodista que firma la pieza sobre el teatral robo concluye confesando que «lo que desconocíamos es que pudieran existir personas que sintieran pasión por los detonadores de ETA».