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Eskena lamenta que las compañías vascas de teatro hayan tenido que reducir al mínimo sus estructuras

La agrupación de compañías teatrales de la CAV denuncia que las exigencias legales para las actuaciones cada vez son más estrictas mientras compiten con el sector audiovisual. A esa situación se le suma que celebrarán el Día Internacional del Teatro, este viernes, con todas las instalaciones cerradas debido al coronavirus.

‘Sherezade eta tipularen azalak’ antzezlanaren une bat. (NAIZ)
‘Sherezade eta tipularen azalak’ antzezlanaren une bat. (NAIZ)

La asociación de empresas de producción escénica de la CAV, Eskena, ha lamentado que las 177 compañías vascas han tenido que reducir al mínimo sus estructuras profesionales.

En cambio, «crecen espectacularmente las exigencias legales para las actuaciones, las restricciones de exhibición, las tensiones por cachés a la baja permanente, y la dificultad para completar elencos, en competencia creciente con el mundo audiovisual».

Este sombrío panorama del sector escénico vasco lo ha dibujado Pello Gutiérrez, coordinador de proyectos de Eskena, en un texto difundido con motivo de la celebración, este viernes, del Día Internacional del Teatro.

Gutiérrez evidencia que la efeméride se va a celebrar con los «los teatros cerrados, la vida social suspendida, el miedo y la incertidumbre como un subtexto que condiciona todas las tramas y los personajes de la acción» y recuerda que «ni la barbarie, ni incluso las guerras, habían sido capaces de ahogar la voz, de detener el gesto de un arte en vivo al que creemos eterno».

«Hoy compartimos con una parte importante de la ciudadanía –agrega–, la más puntiaguda de las incertidumbres. Será necesario intentar salvar todo el tejido empresarial posible. Y, de manera concreta, ofrecer a la diversidad de sus profesionales la esperanza de encontrar en la escena un proyecto viable de vida.

«Pero, sobre todo, será necesario el convencimiento del conjunto social de que el teatro es un activo necesario para una sociedad democrática, un bien valioso para la plenitud vital de las personas, ahora más que nunca», mantiene Pello Gutiérrez.

«En estos días –revela–, el teatro y sus gentes rabian. Desaparecido el escenario social, no encuentran modo de contribuir a la conjura común de sobreponerse al envite social de la enfermedad. Muchos artistas encuentran en las redes formas de concurrir con sus textos o su música o su expresividad propia. Sin embargo, el teatro necesita cuerpos en contacto, ceremonia comunitaria en directo», subraya.

«Pero con la vuelta a las calles tendrá su momento, sin duda. Guardamos la brasa que avivará la llama de nuestras celebraciones», concluye Eskena, porque «el teatro tiene un papel, un papel noble, el de energizar y movilizar a la humanidad para levantarse de su descenso al abismo».