Aritz INTXUSTA

Los 12 respiradores comprados por Nafarroa que retuvo Turquía llegarán a Iruñea este jueves

La consejera de Salud de Nafarroa, Santos Indurain, ha anunciado que Osasunbidea espera recibir los 12 respiradores que habían sido retenidos en la frontera turca «en la madrugada del jueves». La odisea de este envío se ha convertido en uno de los iconos del caos que se ha apoderado del mercado mundial de productos sanitarios relacionados con el coronavirus. 

El primer ministro Turco, Reccep Tayyip Erdogan. (AFP)
El primer ministro Turco, Reccep Tayyip Erdogan. (AFP)

Alemania lo tuvo claro dese el primer momento. Primero los de casa y el libre mercado y la Unión Europea, si eso, para otro día (a buen seguro ese día está a punto de llegar). Los germanos son el principal exportador de productos sanitarios pero vieron pronto que los iban a necesitar todos, por lo que prohibieron la exportación. 

El Estado español, que tiene una industria sanitaria mucho menos desarrollada, se está viendo abocado a recurrir a terceros para casi todo. Ha comprado a toda prisa test que no funcionan, mascarillas que no tienen el sello de la CE, EPI que se rasgan con la mirada y también necesita respiradores como agua de mayo. Este material resulta importantísimo dado que muchas de las personas hoy están la UCI se encuentran sedadas y conectadas al respirador, a la espera de que su sistema inmunológico acabe con el virus... o que suceda al contrario. Un respirador más es una oportunidad de vida para un enfermo crítico. Son la última bala. 

Castilla La Mancha, Catalunya y Nafarroa hicieron un pedido de respiradores –relativamente baratos, por cierto– a una empresa turca, país que también se cuenta entre los primeros golpeados por la pandemia. Y, cuando las 120 máquinas estaban a punto de salir, Turquía adoptó aparentemente la misma decisión que los alemanes. Llegaron los funcionarios de aduanas y confiscaron el envío. El bloqueo ha debido de durar «semanas», pero es difícil de precisar porque la noticia afloró tarde. 

El desplante turco cayó francamente mal. El Estado venía de la noticia de que a Isabel Ayuso le habían desaparecido dos aviones en Shanghai con un cargamento de material sanitario que necesitaba con urgencia (cosa que motivó que los militares acudieran con un avión del Ejército a por los siguientes paquetes que habían adquirido en China). Asimismo, la falta de respiradores en el Estado español había forzado decisiones extremas, como la de aprovechar respiradores veterinarios (los que se usan para los cerdos, concretamente) para los pacientes de UCI. Y, claro, una cosa es que te time un gigante como China y otra, que también te desafíen los turcos.

Algunos de los sectores más reaccionarios, esos que acusan cierta miopía a la hora de entender qué peso tiene el Estado español en la política internacional y piensan cada cuatro años que les van a dar las Olimpiadas, se tomaron el atrevimiento de los turcos de comportarse como alemanes como una afrenta intolerable; lo pintaron de 'casus belli'. Máxime cuando pareció que el Gobierno de Pedro Sánchez bajaba los brazos y asumía que Ankara podía hacer lo que estaba haciendo. Carlos Iturgaiz (candidato a lehendakari por el PP) achacó el incidente «a los piratas del gobierno de Turquía» y a aquella «Alianza de Civilizaciones» que impulsó el expresidente Zapatero. 

El cargamento de 120 respiradores se había convertido, de repente, en una suerte de cuestión de Estado y entró en la agenda de la ministra de Exteriores como entran los elefantes en las cacharrerías, obligando a trastocarlo todo hasta que no se resolviese el envío. Particularmente, quien más lo necesitaba era Castilla-La Mancha, que gobierna el quintacolumnista del PSOE Emiliano García-Page. Cien de las máquinas eran para ellos.

Tras unos cuantos días los turcos han decidido, finalmente, que las máquinas pueden volar. La decisión la ha adornado Ankara con manifestaciones de amistad al uso, de que ambos países se llevan muy bien y que todo es un malentendido. Si ha habido algo bajo manga quizá se sepa tiempo después... o quizá no. Por de pronto, el tanto se lo apunta la ministra tolosarra. Y Arantxa González Laya lo califica como un éxito de la «diplomacia discreta».

A Nafarroa, en concreto, le corresponden 12 de estas máquinas. Parece un número un tanto bajo, pero sin duda vendrán más que bien. Este martes, en las UCI de Iruñea y Tutera se encuentran 90 personas, por lo que el refuerzo que suponen estas máquinas no es desdeñable. Aunque, si todavía hay más suerte y es cierto que la epidemia está remitiendo como ha traslado la consejera Induráin, no hará falta encenderlos todos.